El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 19 de marzo de 2023

¿Cómo saber si es amor?



Dirección: James L. Brooks.

Guión: James L. Brooks.

Música: Hans Zimmer.

Fotografía: Janusz Kaminski.

Reparto: Reese Witherspoon, Paul Rudd, Owen Wilson, Jack Nicholson, Kathryn Hahn, Shelley Conn, Molly Price, Tony Shalhoub.

A sus 31 años, Lisa (Reese Witherspoon) ha sido apartada de la selección norteamericana de béisbol, mientras que a George (Paul Rudd) le han abierto una investigación fiscal que le ha costado el trabajo. Por eso, su cita para cenar no parece muy prometedora.

¿Cómo saber si es amor? (2010), también conocida en España con el título ¿Como sabes si...?, es una comedia romántica que no enseña nada nuevo sobre el tema, pero reúne suficientes elementos como para hacernos pasar un rato más que entretenido. 

Para empezar, convendría aclarar que el que se clasifique a esta película como comedia romántica no quiere decir que sea una historia divertida, pues no lo es. Lo de comedia lo enfocaría más hacia el hecho de que los problemas con los que deben lidiar los protagonistas, bastante serios, son tratados de manera ligera, evitando llevarlos a un terreno demasiado dramático.

La historia se centra en un triángulo amoroso con Lisa en el vértice principal. Ella no está atravesando un buen momento profesional, al haber sido excluida de la selección de béisbol ya que la entrenadora la considera demasiado mayor. Para Lisa, el deporte era toda su vida, desde niña, y este hecho le afecta profundamente. Sin embargo, comienza una relación con un jugador profesional, Matty (Owen Wilson), que es un tipo un tanto infantil e irresponsable. Pero Lisa le concede una oportunidad. 

Casi al mismo tiempo, George (Paul Rudd) se encuentra al borde del desastre: va a ser investigado por posible fraude fiscal, lo que le cuesta el trabajo y posiblemente podría terminar en la cárcel, además de empeñarse para poder pagar a su abogado y haberle dejado su novia (Shelley Conn). En esas circunstancias, decide pedirle una cita a ciegas a Lisa, de la que quedará prendado al instante.

No es un argumento demasiado original, es verdad, pero en realidad la comedia romántica no es que ofrezca muchas posibilidades. Sabemos que ha de haber un romance que pasará por una crisis que nos hará temer por el futuro de la pareja y al final todo se suele resolver satisfactoriamente. En realidad, es lo que se espera de este tipo de películas. También pueden terminar mal, pero en ese caso estaríamos hablando de drama, no de comedia.

Lo que diferencia a una buena comedia romántica es, creo yo, la intensidad y la sinceridad con la que están expuestos los presupuestos de la película. Debemos creernos el romance, disfrutar con los protagonistas y también sufrir por su destino, además de que la producción esté bien concebida y ejecutada. Y todo esto lo tenemos en ¿Cómo saber si es amor?

No me pareció muy oportuno el momento en que George, en medio de su crisis sentimental y profesional, pide la cita a Lisa pero, si dejamos de lado ese detalle, la manera de presentar y desarrollar las relaciones de Lisa con Matty y George me parece perfecta.

Además, el guión se toma su tiempo para profundizar en los personajes, que no son, como muchas veces ocurre, una especie de caricaturas, sino que tienen dimensión humana, sus problemas son profundos y la manera de enfrentarse a ello es coherente y sensata. Incluso Matty, que es el más alocado de los tres, resulta convincente, pues es una estrella del deporte acostumbrado al éxito, el dinero y las chicas, de manera que encaja perfectamente su personalidad infantil con lo que se podría imaginar de él e incluso actúa de manera coherente y, aunque torpe en su relación con Lisa, se le ve sinceramente enamorado de ella e intenta rectificar, a veces sin mucho acierto, cuando comete un error.

Lo importante es que estos tres personajes son creíbles y se comportan con sentido común. En algunas películas, para forzar el lado gracioso de la historia, se lleva a los protagonistas a límites idiotas y con ello el argumento deja de parecer serio. El acierto de James L. Brooks es que ha construido una historia que busca resultar convincente, que involucre al espectador sin forzar ninguna situación.

Incluso el final me pareció realmente acertado. Muchas veces, se fuerza el toque romántico y la pareja protagonista ha de vivir el amor perfecto, como si uno de menos intensidad no tuviera cabida en este tipo de argumentos. Y no es así, como se demuestra aquí: es evidente que Lisa y George se quieren, pero están aún al principio de su relación y todo está aún por construir. La escena final es tierna y romántica, pero no es el súmmum de perfección, lo que habría resultado demasiado increíble y creo que no habría funcionado muy bien. Y además, el detalle de la escena final, con Lisa y George en la parada, la llegada del bus y de nuevo la imagen de la parada, esta vez vacía, me pareció muy elegante y tremendamente expresiva. Un punto y final perfecto.

Quizá donde el guión flojea más en con los personajes secundarios. Charles Madison (Jack Nicholson), el padre de George, es un personaje algo grotesco, lo que se incrementa con un Nicholson un poco sobreactuado, y Annie (Kathryn Hahn), la secretaria de George, también resulta excesiva, aunque se justifica porque según parece es un poco neurótica. Pienso que aquí el director compensó la seriedad de los personajes principales y pensó que era oportuno recargar los detalles cómicos en los secundarios. No creo que fuera necesario pero, en todo caso, la participación de Charle y Annie no es lo suficientemente importante como para sobrecargar en exceso el resultado.

Reese Witherspoon en todo caso me pareció perfecta en su papel, es una actriz que, sin ser deslumbrante, tiene cierto encanto y resulta perfecta para este tipo de papeles. Lo mismo que Owen Wilson, un actor que destila cierta energía de manera muy natural. Paul Rudd es el que menos me convence de los tres. No quiero decir que haga un mal trabajo, pero me parece más aburrido que sus compañeros y sin nada realmente especial que le de presencia, no le veo carisma, de manera que, contra toda lógica, había momentos en que prefería que Lisa siguiera con Matty, a pesar de que estaba claro que no era la mejor elección para ella.

En definitiva, pesa a cosechar críticas bastante negativas, creo que ¿Cómo saber si es amor? es una comedia romántica muy válida, con una historia bien construida, que evita los tópicos y un enfoque superficial y se adentra en los problemas de los protagonistas con criterio y profundidad, de manera que comprendemos su reacciones, sufrimos con sus desgracias y nos alegramos sinceramente de sus decisiones. 

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