Dirección: Kathryn Bigelow.
Guión: Kathryn Bigelow y Eric Red.
Música: Brad Fiedel.
Fotografía: Amir Mokri.
Reparto: Jamie Lee Curtis, Ron Silver, Clancy Brown, Elizabeth Pena, Louise Fletcher, Philip Bosco, Richard Jenkins, Kevin Dunn, Tom Sizemore.
Megan Turner (Jamie Lee Curtis) al fin ha cumplido su sueño y es una agente de policía. En su primera noche de patrulla, descubre un robo a punta de pistola en un supermercado y cuando se enfrenta al atracador, acaba matándolo, pero su arma desaparece.
Esperaba más de Acero azul (1990) teniendo en cuenta que está dirigido por Kathryn Bigelow, ganadora de un Oscar en 2008 con En tierra hostil. Pero estamos ante uno de sus primeros trabajos, lo que explica tal vez las debilidades de la cinta.
El principal inconveniente de las historias de psicópatas es que siguen un esquema bastante parecido y, además de predecibles, suelen ser productos bastante mediocres. Siempre hay excepciones y estas suelen estar asentadas en pequeños detalles que las elevan por encima de la media.
Y eso parece que nos promete Acero azul en su primeros minutos, con el original detalle de un tipo, Eugene Hunt (Ron Silver) que se siente fascinado por el Magnum 44 que recoge en el supermercado cuando el atracador es abatido. La idea era interesante, pero pierde toda la fuerza y sus posibilidades cuando Eugene pasa de ser un tipo solitario algo raro a un majadero total, con lo que sus actos carecen ya de explicación; solo es un descerebrado que escucha voces.
Y es a partir de ahí cuando la historia se va convirtiendo en un cúmulo de tópicos, situaciones absurdas y muertes en cadena. El argumento empieza a hacer aguas y se fuerzan tanto las situaciones que la historia se transforma en un disparate total, sucediéndose los momentos ridículos uno tras otro hasta el inevitable duelo final entre Megan y Eugene, donde se busca desesperadamente la espectacularidad con el uso de la cámara lenta y alargando el desenlace hasta lo imposible.
Jamie Lee Curtis no me parece una gran actriz, a pesar de haber disfrutado mucho con ella en Mentiras arriesgadas (James Cameron, 1994) y sobre todo en Un pez llamado Wanda (Charles Crichton, 1988). Y en esta ocasión demuestra con claridad que el papel le viene grande. Nunca fui capaz de verla de policía y sus gestos resultan acartonados. Pero es que tampoco Ron Silver es un villano muy convincente, de manera que por esta parte tampoco Acero Azul logra salir de la mediocridad.
De manera que tenemos una cinta con un guión que roza lo absurdo y un reparto sin fuerza. Se entenderá que el resultado no pueda ser más un film vulgar y predecible. Decepcionante.
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