El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Los tres mosqueteros: Los diamantes de la reina



Dirección: Richard Lester.

Guión: George MacDonald Fraser (Novela: Alejandro Dumas).

Música: Michel Legrand.

Fotografía: David Watkin.

Reparto: Michael York, Oliver Reed, Raquel Welch, Richard Chamberlain, Frank Finlay, Christopher Lee, Geraldine Chaplin, Jean Pierre Cassel, Charlton Heston, Faye Dunaway, Roy Kinnear, Simon Ward, Spike Milligan. 

Francia, siglo XVII. D'Artagnan (Michael York), un joven gascón, emprende viaje a París para hacer realidad su sueño: convertirse en mosquetero real.

Nueva adaptación del clásico de Alejandro Dumas, sin duda un libro con un argumento que se presta de maravilla para llevarlo a la gran pantalla. Esta versión de Richard Lester, famoso por ser el director de Qué noche la de aquel día (1964) y Help! (1965) de The Beatles, opta por un enfoque completamente orientado a la comedia y con numerosas licencias respecto a la novela.

Para empezar, en Los tres mosqueteros: Los diamantes de la reina (1973) toda la trama argumental queda simplificada al máximo, dejando de lado las implicaciones dramáticas, y su utilidad queda relegada a servir de base a los numerosos duelos a espada que pueblan el film. De esta manera, los complots políticos o las implicaciones personales de los personajes quedan reducidas a lo más básico.

Como contrapartida, Lester en cambio no escatima las escenas orientadas claramente a la comicidad, incluso en los duelos, donde no hay muertes, sino simplemente heridos, de manera que se evita claramente todo lo que pueda dar una nota seria al desarrollo. Ello afecta lógicamente a los protagonistas, con una Constance Bonacieux (Raquel Welch) llevada casi al ridículo y los mosqueteros, Athos (Oliver Reed), Porthos (Frank Finlay) y Aramis (Richard Chamberlain) más enfocados hacia la caricatura que a la imagen heroica a la que estábamos más habituados. El único que no sale demasiado perjudicado con esta versión es D'Artagnan, que aún con tintes cómicos conserva el empuje y el valor que lo caracterizan.

Así pues, esta versión pierde toda la fuerza del argumento y se queda reducida a un espectáculo sin más pretensión que el entretenimiento. El problema es que la historia carece entonces de mucho interés y la parte cómica tampoco brilla a un gran nivel, con bromas demasiado predecibles e infantiles. Incluso el lujoso reparto pierde brillo por estar mayoritariamente desaprovechado, bien por lo ridículo de los papeles o por la brevedad de su participación.

Definitivamente, Los tres mosqueteros: Los diamantes de la reina no pasará a la historia del cine ni como una buena adaptación de la novela de Dumas ni como una comedia brillante, quedando reducido a un espectáculo bastante infantil y sin mucha inventiva.

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