Dirección: Richard Lester.
Guión: George MacDonald Fraser (Novela: Alejandro Dumas).
Música: Michel Legrand.
Fotografía: David Watkin.
Reparto: Michael York, Oliver Reed, Raquel Welch, Richard Chamberlain, Frank Finlay, Christopher Lee, Geraldine Chaplin, Jean Pierre Cassel, Charlton Heston, Faye Dunaway, Roy Kinnear, Simon Ward, Spike Milligan.
Francia, siglo XVII. D'Artagnan (Michael York), un joven gascón, emprende viaje a París para hacer realidad su sueño: convertirse en mosquetero real.
Nueva adaptación del clásico de Alejandro Dumas, sin duda un libro con un argumento que se presta de maravilla para llevarlo a la gran pantalla. Esta versión de Richard Lester, famoso por ser el director de Qué noche la de aquel día (1964) y Help! (1965) de The Beatles, opta por un enfoque completamente orientado a la comedia y con numerosas licencias respecto a la novela.
Para empezar, en Los tres mosqueteros: Los diamantes de la reina (1973) toda la trama argumental queda simplificada al máximo, dejando de lado las implicaciones dramáticas, y su utilidad queda relegada a servir de base a los numerosos duelos a espada que pueblan el film. De esta manera, los complots políticos o las implicaciones personales de los personajes quedan reducidas a lo más básico.
Como contrapartida, Lester en cambio no escatima las escenas orientadas claramente a la comicidad, incluso en los duelos, donde no hay muertes, sino simplemente heridos, de manera que se evita claramente todo lo que pueda dar una nota seria al desarrollo. Ello afecta lógicamente a los protagonistas, con una Constance Bonacieux (Raquel Welch) llevada casi al ridículo y los mosqueteros, Athos (Oliver Reed), Porthos (Frank Finlay) y Aramis (Richard Chamberlain) más enfocados hacia la caricatura que a la imagen heroica a la que estábamos más habituados. El único que no sale demasiado perjudicado con esta versión es D'Artagnan, que aún con tintes cómicos conserva el empuje y el valor que lo caracterizan.
Así pues, esta versión pierde toda la fuerza del argumento y se queda reducida a un espectáculo sin más pretensión que el entretenimiento. El problema es que la historia carece entonces de mucho interés y la parte cómica tampoco brilla a un gran nivel, con bromas demasiado predecibles e infantiles. Incluso el lujoso reparto pierde brillo por estar mayoritariamente desaprovechado, bien por lo ridículo de los papeles o por la brevedad de su participación.
Definitivamente, Los tres mosqueteros: Los diamantes de la reina no pasará a la historia del cine ni como una buena adaptación de la novela de Dumas ni como una comedia brillante, quedando reducido a un espectáculo bastante infantil y sin mucha inventiva.
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