El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 16 de diciembre de 2023

Quantum of Solace



Dirección: Marc Forster.

Guión: Paul Haggis, Neal Purvis y Robert Wade (Personaje: Ian Flemming).

Música: David Arnold.

Fotografía: Roberto Schaefer.

Reparto: Daniel Craig, Olga Kurylenko, Mathieu Amalric, Judi Dench, Giancarlo Giannini, Jeffrey Wright, Gemma Arterton, Anatole Taubman, Jesper Christensen, David Harbour, Rory Kinnear, Tim Pigott-Smith, Joaquín Cosío, Stana Katic.

El MI6 sigue sin conocer nada sobre la poderosa organización secreta que apoya a grupos terroristas por todo el mundo. Siguiendo la pista de un dinero marcado, Bond se dirige a Haití para investigar las actividades de un tal Dominic Greene (Mathieu Amalric) que, bajo una fachada humanitaria, es uno de los miembros de esa organización secreta.

Con un comienzo espectacular, Quantum of Solace (2008) parece prometernos emociones fuertes en cascada y eso es lo que se espera sin duda de un film de acción del siglo XXI. Eso sí, Marc Forster opta por el montaje nervioso, que resulta confuso con tanto movimiento de cámara, por lo que puede que algunos espectadores agradezcan el final de alguna escena de acción.

La historia es una continuación de Casino Royale (Martin Campbell, 2006), lo cuál me parece un punto negativo porque cualquier espectador que no viera el film precedente tendrá problemas serios para seguir el argumento. Al menos habrían tenido que hacer un breve resumen de lo acontecido anteriormente, pero es como si quisieran plantear ambas películas como dos episodios del mismo relato, obligando al público a verlas correlativamente. Los despistados sufrirán bastante.

El problema principal de Quantum of Solace es que, al seguir la estela de Casino Royale, pierde toda la originalidad de su antecesora, que había conseguido darle un nuevo impulso a la serie de James Bond. Quantum of Solace sigue por esa senda, dejando al margen los inventos típicos con que era equipado 007, lo mismo que su legendaria ironía, consiguiendo un film más serio y con más carga dramática. Es un giro que parece encajar mejor con la época actual y le confiere algo más de realismo a la historia, aunque me siga pareciendo demasiado exagerada en el sentido de que los malvados, como en toda la saga, siguen ambicionando dominar el mundo, algo que no resulta muy convincente.

Otro detalle que perjudica la historia es la elección de Mathieu Amalric para el rol del villano, pues es un actor que no termina de hacerse con el papel y no provoca ningún miedo en el espectador, algo que resulta indispensable para que la trama consiga engancharnos. Si lio comparamos al villano de Casino Royal, interpretado por Mads Mikkelsen, Amalric empequeñece bastante. Por contra, Daniel Craig sigue dando la talla con nota con un James Bond totalmente convincente.

Incluso el desenlace, de una espectacularidad a todas luces forzada artificialmente para impactarnos en los minutos finales con la traca más explosiva posible, resulta tan excesivo que produce casi el efecto contrario al buscado, creando una sensación irreal que no ayuda al dramatismo que se perseguía.

Con todos estos detalles no quiero decir que la película no sea un espectáculo muy bien montado, pero sí que se echa de menos algo más de ingenio a la hora de elaborar el guión y pulir mejor algunos detalles para hacer de la entrega algo más eficaz porque, al final, Quantum of Solace es un producto sólido en cuanto a recursos, pero con muy poca vida en sus entrañas. El efectismo se comió a la historia.

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