Dirección: Marc Forster.
Guión: Paul Haggis, Neal Purvis y Robert Wade (Personaje: Ian Flemming).
Música: David Arnold.
Fotografía: Roberto Schaefer.
Reparto: Daniel Craig, Olga Kurylenko, Mathieu Amalric, Judi Dench, Giancarlo Giannini, Jeffrey Wright, Gemma Arterton, Anatole Taubman, Jesper Christensen, David Harbour, Rory Kinnear, Tim Pigott-Smith, Joaquín Cosío, Stana Katic.
El MI6 sigue sin conocer nada sobre la poderosa organización secreta que apoya a grupos terroristas por todo el mundo. Siguiendo la pista de un dinero marcado, Bond se dirige a Haití para investigar las actividades de un tal Dominic Greene (Mathieu Amalric) que, bajo una fachada humanitaria, es uno de los miembros de esa organización secreta.
Con un comienzo espectacular, Quantum of Solace (2008) parece prometernos emociones fuertes en cascada y eso es lo que se espera sin duda de un film de acción del siglo XXI. Eso sí, Marc Forster opta por el montaje nervioso, que resulta confuso con tanto movimiento de cámara, por lo que puede que algunos espectadores agradezcan el final de alguna escena de acción.
La historia es una continuación de Casino Royale (Martin Campbell, 2006), lo cuál me parece un punto negativo porque cualquier espectador que no viera el film precedente tendrá problemas serios para seguir el argumento. Al menos habrían tenido que hacer un breve resumen de lo acontecido anteriormente, pero es como si quisieran plantear ambas películas como dos episodios del mismo relato, obligando al público a verlas correlativamente. Los despistados sufrirán bastante.
El problema principal de Quantum of Solace es que, al seguir la estela de Casino Royale, pierde toda la originalidad de su antecesora, que había conseguido darle un nuevo impulso a la serie de James Bond. Quantum of Solace sigue por esa senda, dejando al margen los inventos típicos con que era equipado 007, lo mismo que su legendaria ironía, consiguiendo un film más serio y con más carga dramática. Es un giro que parece encajar mejor con la época actual y le confiere algo más de realismo a la historia, aunque me siga pareciendo demasiado exagerada en el sentido de que los malvados, como en toda la saga, siguen ambicionando dominar el mundo, algo que no resulta muy convincente.
Otro detalle que perjudica la historia es la elección de Mathieu Amalric para el rol del villano, pues es un actor que no termina de hacerse con el papel y no provoca ningún miedo en el espectador, algo que resulta indispensable para que la trama consiga engancharnos. Si lio comparamos al villano de Casino Royal, interpretado por Mads Mikkelsen, Amalric empequeñece bastante. Por contra, Daniel Craig sigue dando la talla con nota con un James Bond totalmente convincente.
Incluso el desenlace, de una espectacularidad a todas luces forzada artificialmente para impactarnos en los minutos finales con la traca más explosiva posible, resulta tan excesivo que produce casi el efecto contrario al buscado, creando una sensación irreal que no ayuda al dramatismo que se perseguía.
Con todos estos detalles no quiero decir que la película no sea un espectáculo muy bien montado, pero sí que se echa de menos algo más de ingenio a la hora de elaborar el guión y pulir mejor algunos detalles para hacer de la entrega algo más eficaz porque, al final, Quantum of Solace es un producto sólido en cuanto a recursos, pero con muy poca vida en sus entrañas. El efectismo se comió a la historia.
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