El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 27 de diciembre de 2023

Impacto súbito



Dirección: Clint Eastwood.

Guión: Joseph C. Stinson.

Música: Lalo Schifrin.

Fotografía: Bruce Surtees.

Reparto: Clint Eastwood, Sondra Locke, Pat Hingle, Bradford Dillman, Paul Drake, Audrie J. Neenan, Jack Thibeau, Michael Currie, Albert Popwell, Mark Keyloun.

Harry Callahan (Clint Eastwood) es un policía con unos peculiares métodos de trabajo que tienen a sus superiores bastante descontentos. Para sacárselo de encima, su jefe (Michael Currie) lo envía a San Paulo, al norte de California, para que investigue sobre un asesinato reciente.

Harry Callahan es uno de los personajes con los que se identifica inmediatamente a Clint Eastwood. Si en sus primeros años era un genuino pistolero de espagueti westerns, en Hollywood quedó encasillado en un duro policía.

Impacto súbito (1983) sigue en la línea de las predecesoras (estamos ante una larga serie que había comenzado doce años antes con Harry el sucio), con un Callahan enfrentado a sus superiores  y decidiendo siempre cómo hacer justicia por su cuenta, incluso si ello supone no seguir las normas establecidas. La idea general del planteamiento, un tanto peligrosa, viene a justificar los métodos si el fin lo merece y, lógicamente, el argumento está fabricado de manera que convenza al espectador de lo acertadas de las decisiones del protagonista. Es evidente la perversión y el peligro que encierra esta premisa, pero los seguidores de Harry Callahan seguramente disfrutarán sin reparos de un tipo que parece una especie de super héroe callejero.

El argumento es bastante sencillo y se centra en la figura de Jennifer (Sondra Locke) que, violada hace diez años junto a su hermana pequeña, ha empezado a matar a sus violadores. Precisamente, Callahan es encargado de investigar la primera de las muertes y ello lo pone en contacto con Jennifer, no tardando en averiguar que ella es la asesina que está buscando.

Sin embargo, los verdaderos malos son los violadores, presentados como macarras descerebrados sin conciencia, mientras que Jennifer es una víctima a la que el sistema negó la justicia que merecía. De este modo se justifican sus crímenes y también que Harry, al final, permita que se libre de ser juzgada, pues comprende que, en el fondo, tenía razones de sobra para hacer lo que hizo.

En términos artísticos, Impacto súbito no deja de ser un film de serie B, tanto por el planteamiento como por los medios utilizados. Es evidente que Clint Eastwood se ha convertido con el tiempo en un director solvente que nos ha brindado auténticas obras maestras, pero ello no debe cegarnos y siendo objetivos hay que reconocer que esta cinta tiene más sombras que luces.

Por ejemplo, Eastwood no es capaz de evitar un ritmo demasiado lento y momentos repetitivos que no ayudan al desarrollo y resultan ineficaces a la hora de darle algo de energía al discurso. Incluso algunos de los momentos más cruciales están filmados con cierta torpeza y las peleas, por ejemplo, resultan algo torpes y, si las comparamos con lo que estila hoy en día, parecen bastantes toscas. Pero tampoco ayudan mucho los actores secundarios, bastante pobres en general, incluida una Sondra Locke a la que parece que le falta sangre en las venas, con una mirada entre perdida y cansada.

Además, los diálogos son muy simples, con lo que el tono general es de un film sin pulir, demasiado elemental en todos los apartados importantes. Como además el desenlace resulta bastante predecible, el resultado es una película sin demasiada entidad y que si no estuviera protagonizada y dirigida por Clint Eastwood imagino que habría quedado olvidada definitivamente.

Para finalizar, recordemos las películas que componen la serie: Harry el sucio (Don Siegel) en 1971, creando la figura de un policía enfrentado a un sistema ineficaz y que no duda en tomarse la justicia por su mano. El éxito del film de Siegel llevó a Harry el fuerte (Ted Post, 1973) y a Harry el ejecutor (James Fargo, 1976). Impacto súbito es la primera película de la saga que no lleva el nombre del protagonista en el título y también la única que dirige el propio Clint Eastwood. La serie finalizaría en 1988 con La lista negra (Buddy Van Horn).

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