El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 29 de diciembre de 2023

Invasión en Birmania



Dirección: Samuel Fuller.

Guión: Milton Sperling y Samuel Fuller (Libro: Charlton Ogburn, Jr.).

Música: Howard Jackson.

Fotografía: William Clothier.

Reparto: Jeff Chandler, Ty Hardin, Peter Brown, Andrew Duggan, Will Hutchins, Claude Akins, Luz Valdez, John Hoyt, Charles Briggs, Chuck Roberson. 

Segunda Guerra Mundial. Los japoneses avanzan hacia la India, expulsando a los británicos de Birmania. En el contraataque aliado, una brigada norteamericana de infantería, al mando del general Merrill (Jeff Chandler), se adentra en Birmania para recuperar un enclave importante.

Invasión Birmania (1962) tiene su principal punto de interés en que retrata un suceso histórico, lo que le confiere indudable credibilidad en cuanto a los hechos narrados. Sin embargo, más allá de ello, estamos ante un film de serie B, bastante limitado en cuanto a medios y muy poco original en su puesta en escena.

El principal obstáculo de este tipo de películas es intentar armonizar los momentos de las batallas con las inevitables escenas de transición. No es una tarea fácil y al final suele ser lo que marca la diferencia entre un relato interesante o un film pesado. Invasión en Birmania lo intenta y consigue algunos momentos de cierta intensidad, pero son demasiado escasos como para crear un ritmo ágil y un desarrollo interesante.

En general pesa demasiado la pobreza de medios con la que cuenta Fuller, dando la impresión de una película algo cutre. Tampoco el guión consigue crear el drama necesario y la repetición constante del esfuerzo que están realizando los soldados y lo penoso de su situación terminan por resultar cansinos. Faltan momentos realmente intensos, tanto en los instantes más tranquilos como en los enfrentamientos con los japoneses, filmados con muy poca originalidad y hasta cierta torpeza, con una interpretación demasiado artificial por parte de un reparto poco atractivo.

Para ser un film de los sesenta, resulta demasiado convencional y el mensaje excesivamente patriótico tampoco le beneficia demasiado, con un enfoque en el que todo se centra en el mismo bando, con los japoneses como meros comparsas sin ninguna participación concreta, lo que tampoco ayuda para nada para conseguir un mayor dramatismo.

Además, los toques cómicos, un recurso muy habitual para aligerar el discurso, caen de nuevo en lo previsible y no tienen demasiado ingenio, quedando como meros añadidos sin que terminen de encajar con el resto del relato.

Estamos, pues, ante un film que nació ya envejecido en su concepción, escaso de medios y con un guión demasiado elemental y pobre. El resultado es un film de una duración estándar que termina pareciendo excesivamente largo y escasamente estimulante.

Como dato adicional, decir que se trata de la última película de Jeff Chandler, que se lesionó la espalda durante el rodaje y en la operación para corregir su hernia se produjeron complicaciones que terminaron con su fallecimiento a los 42 años.

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