El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 25 de enero de 2024

Código abierto



Dirección: Michael Apted.

Guión: Peter O'Brien.

Música: Stephen Barton.

Fotografía: George Richmond.

Reparto: Noomi Rapace, Orlando Bloom, Toni Collette, John Malkovich, Michael Douglas, Matthew Marsh, Makram J. Khoury, Brian Caspe, Tosin Cole.

Tras el trauma sufrido por un atentado en París que no pudo evitar, la agente de la CIA Alice Racine (Noomi Rapace) está destinada en Londres a tareas menores. Pero ante la inminencia de un atentado, deberá volver a la acción.

En el cine actual hay muchas películas en las que la mujer es la heroína, incluso en films de acción. Estamos ante un buen intento para que las mujeres abandonen el rol secundario que han estado jugando durante mucho tiempo. El único inconveniente es que a veces se lleva la cosa un poco lejos y se tiende a equiparar a las féminas en fuerza con los hombres, cuando no creo que sea necesario. Y un buen ejemplo lo tenemos en Código abierto (2017), donde Noomi Rapace lleva su rol con absoluta convicción, pero perdiendo en combates cuerpo a cuerpo con hombres tan bien entrenados como ella, lo cual no sólo es verosímil, sino que esa debilidad le da a la película un plus de emoción y riesgo, pues los héroes indestructibles acaban restando interés a la historia.

En cuanto al argumento, Código abierto arranca con mucha fuerza con el misterio de quién quiere matar a Alice después de utilizarla, cuando en teoría nadie más allá de sus superiores conocía ciertos detalles de la operación. Y el guión consigue mantener en pie la incertidumbre hasta el final, con lo que se asegura de que no perderemos detalle de los acontecimientos.

El problema es que hay momentos en que todo es un tanto confuso, con giros inesperados constantes que nos mantienen en vilo, pero también nos sacan a veces de la historia, pues estamos más pendientes de encajar las piezas que de disfrutar de la trama. En ciertos momentos, el guión parece más preocupado por las sorpresas que por la coherencia, lo que no es demasiado bueno, pues algunos detalles chirrían demasiado y se intuye una evidente manipulación que no se atañe a la lógica.

Pero lo menos positivo es que la trama, tal vez por esa complejidad, le da un tono demasiado frío a la película. Los personajes nunca se sienten cercanos, incluida Alice, de manera que estamos intrigados por lo que sucede, pero no apasionados ni empatizamos con ella. Faltan detalles más personales, una mejor aproximación a los personajes. Además, con tanto misterio vemos sospechosos por todos lados y eso nos impide identificarnos con los buenos y temer a los malos. La propia intriga perjudica en realidad la emoción.

Al final, cuando se descubre al culpable y sus motivaciones, creo que nos sentimos algo decepcionados. Tal vez habríamos albergado mayores expectativas, pero el caso es que la aclaración final peca de simple y tampoco es demasiado convincente.

Al menos la puesta en escena es eficaz, con un reparto que funciona muy bien, empezando por Rapace, y un ritmo que hace que la historia transcurra con la fluidez necesaria, alterando momentos de intriga con las típicas escenas de acción que están resueltas con eficacia.

No es que Código abierto sea una gran película, pero al menos cumple con lo que promete (menos el desenlace) y nos permite pasar un buen rato.

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