Dirección: Destin Daniel Cretton.
Guión: Destin Daniel Cretton y Andrew Lanham (Novela: Bryan Stevenson).
Música: Joel P. West.
Fotografía: Brett Pawlak.
Reparto: Michael B. Jordan, Jamie Foxx, Brie Larson, Rob Morgan, Tim Blake Nelson, Rafe Spall, O'Shea Jackson Jr., Karan Kendrick.
Tras licenciarse en Harvard, Bryan Stevenson (Michael B. Jordan) decide trasladarse al estado de Alabama para defender a presos condenados erróneamente, como Walter (Jamie Foxx), condenado a pena de muerte en base a un testimonio falso.
Cuestión de justicia (2019) se basa en hechos reales, en la lucha del abogado Bryan Stevenson por defender causas perdidas. Es un detalle importante para comprender que lo que vemos en el film no es una fantasía, sino que son hechos que tristemente han sucedido. Pero de nada sirve este trasfondo si el director no consigue poner en pie un relato digno, poderoso y directo. Y Destin Daniel Cretton lo consigue.
Curiosamente, al contrario que en la mayoría de films sobre juicios, donde estos suelen ser el momento culmen de la historia, en Cuestión de justicia no sucede así, porque en esta película lo importante no es demostrar la inocencia de Walter, algo que sabemos desde el principio, ni tampoco el argumento busca maravillarnos con alegatos de abogados, pruebas de último momento y otros trucos parecidos.
Tampoco se juega con el tema del racismo en Alabama de manera que cobre el principal protagonismo en la historia, ni se abusa del peligro que corre el abogado y sus ayudantes por parte de los racistas radicales. Solamente hay dos breves escenas donde se toca el tema, porque así sucedió y porque era necesario decirlo, pero nada más.
La esencia de la película es otra, la que le da precisamente su estatus de gran película: adentrarnos en el drama personal de los presos del corredor de la muerte, presentados como verdaderos seres humanos, sean culpables o no.
Sin embargo, Cretton opta por el camino más complicado, aunque es el mejor: evitar caer en el drama barato, huir de efectismos, de las típicas escenas resultonas que tal vez habrían funcionado, pero que habrían llevado a la historia a un terreno más peliculero.
Cretton se centra en los personajes, expone sus dramas con elegancia y sin adornos. No pretende convertirlos en mártires, sino sencillamente hacer que entendamos su dolor, sus miedos, su frustración por medio de una puesta en escena sencilla, donde el protagonismo no recae en nadie más que en los personajes. El director se vuelve invisible, no hay artificios, solamente unos diálogos llenos de honestidad, sencillos y contundentes a la vez, donde comprendemos el dolor y el miedo de los presos, la lucha de un abogado que es en esencia una buena persona y los manejos absurdos y las mentiras de una policía y un sistema judicial podridos por el odio, la incompetencia y la corrupción.
El resultado es una película intensa, profunda y directa que nos conmueve sin trampas ni excesos, simplemente con una realidad que cuesta entender, por su falta de humanidad, su acumulación de mentiras, su obsesión por ejercer la autoridad contra quien sea y contra cualquier mínimo principio de honestidad y misericordia.
Hay momentos especialmente conmovedores, como la ejecución de Herbert (Rod Morgan), donde se puede comprobar de manera perfecta la eficacia del planteamiento elegido por el director. Es precisamente esa desnudez absoluta de adornos la que le da a la escena su fuerza arrolladora.
Con un reparto excelente, desde Michael B. Jordan y Jamie Foxx, pasando por un sorprendente Tim Blake Nelson, hasta el último secundario, Cuestión de justicia es un certero alegato contra la pena de muerte, las injusticias, el racismo o los desequilibrios sociales por cuestión de dinero, pero sin caer nunca en lo melodramático ni en lo peliculero. Una gran obra sobria y precisa.
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