El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 7 de enero de 2024

Misterio en el barco perdido



Dirección: Michael Anderson.

Guión: Eric Amber (Novela: Hammond Innes).

Música: George Duning.

Fotografía: Joseph Ruttenberg.

Reparto: Gary Cooper, Charlton Heston, Michael Redgrave, Emlyn Williams, Cecil Parker, Richard Harris, Alexander Knox, Virginia McKenna.

Un barco de rescate se encuentra una noche con un mercante a la deriva en el Canal de la Mancha. John Sands (Charlton Heston) sube a bordo para hacerse con el barco pensando que está abandonado, pero se encuentra con Gideon Patch (Gary Cooper), el primer oficial y único tripulante a bordo.

Misterio en el barco perdido (1959) es una de las últimas películas protagonizadas por Gary Cooper. Esto, unido a la presencia de Charlton Heston, es sin duda el principal atractivo de una cinta que posee un argumento bastante interesante, si bien la resolución a cargo de Michael Anderson no es demasiado brillante.

La película tiene un comienzo atractivo, con el misterio que envuelve todo lo concerniente al mercante: porqué lo abandonó la tripulación, menos el primer oficial; porqué lo dinamitaron y qué se trae entre manos el propio Patch, cuya reticencia a dar explicaciones a Sands sobre lo sucedido en el barco crea unas interesantes expectativas. 

Sin embargo, el primer problema es que esta primera parte dura demasiado, con lo que la intriga que provoca al principio pierde algo de eficacia al prolongarla en exceso sin que se avance en el desarrollo de la historia. 

Después llegamos al momento clave: la investigación donde se desvela finalmente lo sucedido y las sospechas de Patch de que detrás de lo ocurrido hay un intento de estafa al seguro. Sin embargo, de nuevo el director es incapaz de resolver esta parte crucial con la intensidad y la emoción necesarias, dejando que el climax transcurra de un modo un tanto frío y sin la fuerza esperada, a lo que contribuye también que no se preste atención a los villanos de la historia, que quedan tan desdibujados que no aportan nada, cuando habrían podido jugar un rol decisivo.

La verdad es que me parece que todo el enfoque es equivocado. Creo que si Patch hubiera contado sus sospechas a Sands desde el principio el resultado habría funcionado mejor, convirtiendo al espectador en partícipe más activo de la intriga en lugar de esperar a más de la mitad de la cinta para sorprenderlo con el intento de fraude al seguro.

Pero sin duda lo peor viene en el desenlace, que resulta bastante decepcionante por su falta de garra y la manera tan precipitada con que al final se resuelve todo. Una vez más, vemos que no se consigue explotar el potencial tampoco en esta parte de la historia.

La verdad es que es una pena, pues el argumento resulta bastante ingenioso y la situación desesperada del capitán, con todo en su contra, habría dado pie a un drama potente si el director hubiera sabido exprimir mejor el material que tenía en sus manos.

Aún así, en parte por la originalidad del argumento y también por el reparto tan atractivo, la cinta resulta entretenida y a pesar de sus fallos, merece la pena.

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