El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 8 de enero de 2024

El fuego de la venganza



Dirección: Tony Scott.

Guión: Brian Helgeland (Novela: A. J. Quinnell).

Música: Harry Gregson-Williams.

Fotografía: Paul Cameron.

Reparto: Denzel Washington, Dakota Fanning, Christopher Walken, Giancarlo Giannini, Radha Mitchell, Marc Anthony, Rachel Ticotin, Mickey Rourke. 

John Creasy (Denzel Washington), un exagente de la CIA en horas bajas, acepta ser el guardaespaldas de la pequeña Lupita (Dakota Fanning), hija de un hombre de negocios mexicano (Marc Anthony). Lo que iba a ser un mero trabajo acaba convirtiéndose en una relación especial entre John y su joven protegida.

Denzel Washington tiene la virtud de hacer creíble lo más increíble. Su peso en la historia es fundamental para que las piezas encajen, aún en sus excesos. Si El fuego de la venganza (2004) funciona tan bien como lo hace es sin duda gracias a él. Al menos en la parte de la acción pura y dura, porque si nos centramos en la historia de amistad entre John y Lupita, hay que resaltar también el gran trabajo de la pequeña Dakota. A menudo los niños en películas de adultos resultan algo insufribles, bien por defectos del guión al presentarlos, bien por la poca calidad interpretativa de los jóvenes actores. Aquí sucede todo lo contrario: el personaje de Lupita resulta encantador y Dakota Fanning nos enamora del mismo modo que termina por romper la coraza de Creasy, hasta el punto de darle nuevas razones para dejar la bebida y recomponer su vida.

Porque El fuego de la venganza es sobre todo una historia de amistad entre dos personas completamente opuestas: Creasy ha tocado fondo, carcomido por sus fantasmas del pasado e intentando refugiarse en la Biblia y la botella. Pero nada parece aliviarlo, llegando incluso a intentar suicidarse. Lupita, en cambio, es la inocencia de la niñez, la frescura y el descaro de una persona pura que se ha propuesto querer a Creasy y ser querida por él. 

La primera parte de la cinta describe precisamente ese encuentro y el progresivo entendimiento y afecto que nace en esa relación tan desigual. Es la parte de la historia más personal, original y humana. Porque la segunda parte, la de la venganza, es más de lo mismo: un tipo duro soltando toda la bilis en una cruzada brutal en la que no duda en recurrir a la mayor brutalidad para castigar a todo aquel que estuviera implicado en el secuestro de Lupita. Quizá Tony Scott, consciente de que este discurso no es precisamente muy novedoso, utiliza su peculiar estilo nervioso y a veces algo excesivo para darle un toque diferente a la narración. Personalmente, no me suelen gustar los excesivos protagonismos por parte del director de turno, pero hay que reconocer que Tony Scott sabe lo que se hace y, si bien hubiera preferido una puesta en escena más clásica, el resultado tiene momentos muy logrados.

Sin embargo, El fuego de la venganza no termina de resultar un trabajo completo. El problema tal vez sea que no se arropa a los protagonistas de un modo suficiente, quedando el resto de personajes importantes sin un gran peso específico, como la madre de Lupita ( Radha Mitchell) o el amigo de Creasy (Christopher Walken). Por ello, la impresión final que tenemos de la película es que le falta algo, el argumento y su desarrollo terminan resultando demasiado simples, incluso podríamos pensar en que el guión abusa un poco de los tópicos y no termina de construir una historia densa.

Sin embargo, si somos de los que nos conformamos con una buena puesta en escena y dos actores geniales, sin duda tendremos más que suficiente para disfrutar de lo ofrecido.

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