El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 9 de enero de 2024

Persecución al límite



Dirección: Eran Creevy.

Guión: F. Scott Frazier y Eran Creevy.

Música: Ilan Eshkeri.

Fotografía: Ed Wild.

Reparto: Nicholas Hoult, Felicity Jones, Anthony Hopkins, Ben Kingsley, Clemens Schick, Erdal Yildiz, Michael Epp.

Casey (Nicholas Hoult) es un joven americano afincado en Alemania que vive a base de realizar pequeños trabajos para un mafioso de poca monta, Geran (Ben Kingsley). Cuando conoce a Juliette (Felicity Jones) y se enamora de ella, accede a sus deseos de dejar ese mundo. Pero una grave enfermedad de Juliette le hace arriesgarse de nuevo en un encargo de Geran para conseguir el dinero necesario para la cura de Juliette.

Persecución al límite (2016) es un film orientado descaradamente al espectáculo, en concreto a las persecuciones en coche, donde Eran Creevy pone toda la carne en el asador. Y si bien hemos de reconocer que en las escenas de carretera se encuentran los momentos más intensos de la cinta, también hay que pedirle a cualquier film de acción algo más y en esta ocasión el guión se muestra un tanto raquítico de más.

La película se apoya en la historia de amor entre Casey y Juliette, que desencadena la cascada de acontecimientos que ocupan casi todo el desarrollo del film. Y aquí tenemos la primera debilidad de Persecución al límite: al romance de los protagonistas no se le da ni el tiempo ni la intensidad suficientes como para resultar apasionante y conmovedor. Al contrario, su relación se comprime en unas pocas escenas un tanto banales y se pierde la oportunidad de crear un núcleo con la fuerza suficiente para sustentar el resto.

Si el director se hubiera tomado la molestia de ceder más minutos a la escenificación del romance, sin duda la historia habría resultado mucho menos pueril. Pero la intención era evidente: centrarlo todo en las escenas de acción. Y el resultado es visualmente correcto, pero excesivo en minutos, de manera que las persecuciones terminan resultando un poco repetitivas y poco creíbles tantos momentos en que Casey está a punto de fracasar, cayendo en manos de sus perseguidores, para salvarse de milagro y permitir nuevas persecuciones, en un desarrollo que termina por cansar a causa de su escasa originalidad argumental.

Es verdad que contamos con el atractivo de la presencia de Ben Kingsley y Anthony Hopkins, que le aportan un punto de calidad a la cinta, pero de nuevo el guión no aprovecha del todo su presencia, haciendo que sus personajes resulten medio grotescos y sus diálogos y reacciones demasiado excesivas. Es un enfoque que se orienta más a la comedia y, si bien puede tener su punto de originalidad, le sucede como a la parte del romance: todo resulta algo superficial, sin un peso específico, con diálogos sin ingenio ni fuerza y la impresión de que los guionistas no se esforzaron mucho en darle consistencia a estos personajes, quedando todo un poco en el aire.

Es una pena que al final todo se quede reducido a la mínima expresión porque si a las escenas de acción, bastante logradas, le hubiera acompañado un guión menos simple, sin duda la cinta tendría cierto interés; pero tal y como es, solamente puede entusiasmar a los espectadores que se contenten con la acción pura y dura.

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