El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 2 de septiembre de 2023

Aliados



Dirección: Robert Zemeckis.

Guión: Steven Knight.

Música: Alan Silvestri.

Fotografía: Don Burgess.

Reparto: Brad Pitt, Marion Cotillard, Jared Harris, Matthew Goode, Lizzy Caplan, Anton Lesser, August Diehl, Camille Cottin, Charlotte Hope. 

1942, Segunda Guerra Mundial. Enviado al Marruecos francés en una misión arriesgada, Max Vatan (Brad Pitt) debe formar equipo con Marianne Beauséjour (Marion Cotillard), de la Resistencia francesa. Lo que comienza siendo un simple engaño, acabará convertido en verdadero amor. 

Aliados (2016) es una película muy ambiciosa, de corte muy clásico, que el director se esfuerza en llevar a buen puerto y casi lo consigue, pero el guión no termina de ayudar demasiado.

El primer detalle que choca de entrada es la recreación de los años 40 del pasado siglo. No es que sea mala, sino que no trasmite noción de autenticidad. Por mucho que se esmeren en los decorados, coches, vestuario, etc. siempre tenemos la impresión de que es todo un montaje.

Otro elemento que no se ha cuidado demasiado es el romance entre Marianne y Max, que surge de repente casi como por arte de magia. No habría costado mucho dedicarle unos minutos a su enamoramiento, pues es la clave de todo lo que sucede después. Pero el guionista parece convencido que con una simple declaración precipitada es suficiente.

Y de nuevo en otro momento clave, cuando los protagonistas se cargan al embajador alemán, volvemos a tener la impresión de que a la escena le falta credibilidad. A parte de que la planificación también se descuida, con lo que desconocemos la misión de la pareja hasta que empieza el jaleo, otro fallo incomprensible del guión; la escena carece de peso, resulta poco convincente y mucho más lo sencilla que resulta, con una huida demasiado fácil cuando Max anunciaba que tenían pocas posibilidades de salir con vida.

Tras esta primera parte llega la más floja, un intermedio donde Zemeckis sigue demostrando su gusto por contar la historia sin prisas pero, como es una parte sin mucha miga, termina por hacerse algo aburrida. Afortunadamente, el tramo final sí que proporciona emociones fuertes, pues por primera vez tenemos una tensión que esta vez se explica desde el principio, de manera que participamos de ella casi con la misma intensidad que Max, que ve de pronto todo su mundo en peligro de saltar por los aires.

Como él, rezamos para que las sospechas que se ciernen sobre su esposa sean falsas, aunque sabemos que un film de este corte suele ser bastante previsible. Zemeckis se esfuerza en dotar a esta parte de gran intensidad, pero falla en parte por su ambición de hacer algo grande, lo que le lleva a perder un poco el sentido de la proporción y jugar en exceso con las incertidumbres, que funcionan a ratos y a otros desesperan un poco.

El resultado final es una historia bastante dramática a la que ni el guión ni el director lograron darle toda la fuerza que exigía. Estamos ante un film muy correcto, elegante, narrado buen gusto, pero que no consigue crear sensación de autenticidad. Parece todo demasiado estudiado. Una pena.

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