El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 10 de septiembre de 2023

Bésame, tonto



Dirección: Billy Wilder.

Guión: Billy Wilder y I. A. L. Diamond (Obra: Anna Bonacci).

Música: Andre Previn.

Fotografía: Joseph LaShelle (B&W).

Reparto: Dean Martin, Kim Novak, Ray Walston, Felicia Farr, Cliff Osmond, Barbara Pepper, James Ward, Doro Merande, Bobo Lewis. 

Aprovechando el paso por su ciudad de Dino (Dean Martin), un famoso cantante, dos compositores locales, Orville J. Spooner (Ray Walston) y su amigo Barney Millsap (Cliff Osmond), intentarán retenerlo para venderle alguna de sus composiciones.

Considerada como un film menor en la filmografía de Billy Wilder, lo que se entiende cuando sabemos que tiene en su haber títulos como Sabrina (1954), Con faldas y a lo loco (1959), El apartamento (1960) o Uno, dos, tres (1961), por citar solamente comedias, Bésame, tonto (1964) es posible que no tenga la perfección de las cintas antes mencionadas, pero aún así no es una comedia nada despreciable.

La historia gira en torno a una serie de engaños orquestados por dos compositores aficionados para intentar venderle alguna de sus canciones a un conocido cantante que está de paso por su ciudad. Como éste tiene fama de mujeriego, los dos amigos idean el plan de servirle en bandeja a la esposa de Orville para retenerlo el tiempo suficiente para que escuche alguna de sus obras. Pero claro, Orville es un tipo muy celoso, por lo que no puede consentir que su querida Zelda (Felicia Farr) coquetee con Dino, por lo que contratan a Polly (Kim Novak), una prostituta local, para que interprete el rol de la complaciente esposa.

Parece un argumento sencillo y, a día de hoy, un tanto inocente, pero en su momento la cosa no era tan inocente y jugar a ofrecer los servicios de una esposa para conseguir vender unas canciones era un tema bastante picante. De hecho, en su momento era una película con un alto contenido erótico.

Además, Billy Wilder y su colaborador habitual durante muchos años como guionista, I. A. L. Diamond, eran más mordaces de lo que podría suponerse y sus comedias solían contener una buena dosis de dinamita. Aquí, por ejemplo, no dudan en "profanar" un matrimonio modélico por culpa de la ambición de Orville y Barney, de manera que el celoso marido, intentando salvar el honor de su esposa contratando a una suplente, acaba por cometer adulterio con Polly y, de rebote, provoca sin querer que su mujer se acueste con Dino. Sin duda, toda una bomba para la sociedad puritana de aquella época.

A nivel meramente cómico, es verdad que la cinta cae a veces en recursos demasiado banales y sus chistes y juegos verbales no están al nivel deseable, sobre todo conociendo el potencial de los dos guionistas. Incluso se puede llegar a desear que la historia se hubiera acortado un poco, lo que da una idea de la inconsistencia de algunos momentos.

En cambio, lo que resulta un acierto es el tema del reparto. Dean Martin está genial parodiándose a sí mismo y Kim Novak al fin demuestra cierto nivel como actriz, resultando mucho más expresiva que de costumbre y aportando a su personaje un toque de dulzura y fragilidad muy genuinos. Ray Walston, que en principio no era el actor elegido, sino que reemplazó a Peter Sellers cuando éste sufrió un infarto, termina siendo también un elemento clave en la película, dejando la duda de si Sellers hubiera estado mejor. 

A pesar de sus defectos, Bésame, tonto me pareció una comedia más que interesante y en todo caso a años luz de miles de films recientes que no alcanzan ni la mordacidad ni la clarividencia de esta película.

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