Dirección: Martin Scorsese.
Guión: Paul Schrader (Novela: Joe Connelly).
Música: Elmer Bernstein.
Fotografía: Robert Richardson.
Reparto: Nicolas Cage, Patricia Arquette, John Goodman, Ving Rhames, Tom Sizemore, Marc Anthony, Mary Beth Hurt, Cliff Curtis, Nestor Serrano, Aida Turturro, Sonja Sohn, Cynthia Roman.
Frank Pierce (Nicolas Cage) trabaja como paramédico en un servicio nocturno de ambulancias en Nueva York y está atravesando una mala racha, sobre todo a raíz de no haber podido salvarle la vida a una joven (Cynthia Roman), por lo que cada jornada de trabajo es más estresante que la anterior.
Al límite (1999) es una película dura, sombría, descorazonadora y, como sucedía en Taxi Driver (1976), Scorsese nos vuelve a mostrar el lado más oscuro de Nueva York, en un recorrido por los barrios más pobres, repleta de borrachos, prostitutas, drogadictos y pirados. Pero incluso los paramédicos o los empleados de hospitales tampoco se libran de la locura. Es como si el director quisiera denunciar todo el sistema, la degradación a la que se puede llegar en ciudades masificadas, inhumanas, sucias.
Y Frank Pierce parece ser un alma pura, un cruzado que está sufriendo por tomarse su trabajo demasiado a pecho. Las personas que no ha podido salvar se le aparecen en medio de su jornada laboral atormentándolo. No puede dormir y ni el café ni la bebida consiguen aliviar su dolor.
Curiosamente, parece encontrar cierta paz cuando ayuda a morir a un enfermo cuando le pide que lo mate, que le libre de su sufrimiento.
Estamos por lo tanto frente a un film realmente pesimista, donde Scorsese parece que vuelve a sacar a relucir sus fantasmas y lo expresa con una fotografía sombría, mostrando la suciedad sin disimulo, los edificios llenos de pintadas, las calles más horribles de la ciudad. La cámara se mueve nerviosa, utiliza trucos para representar la locura, insiste en el ritmo desesperante de la noche y la sinrazón, como el jefe que promete despedir a Pierce al día siguiente, pero hoy no porque lo necesita.
El problema de Al límite es que es un film cuya historia no evoluciona. Todo el mensaje que quiere transmitir lo hace en veinte minutos y todo el resto (la película dura más de dos horas) resulta una repetición de lo mismo: la patrulla por la ciudad en la ambulancia, la llegada de avisos de urgencia, la atención a los enfermos o heridos y las paranoias de Pierce que se repiten y crecen. Si en Taxi Driver había una evolución del personaje principal, aquí es todo dar vueltas sobre lo mismo y termina haciéndose pesado y aburrido.
Puede que las intenciones fueran interesantes, pero el resultado es una película demasiado larga para lo que tiene que contar, además de resultar muy desagradable, por lo que no es válida para todo el mundo.
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