Dirección: Mark Waters.
Guión: Tina Fey (Libro: Rosalind Wiseman).
Música: Rolfe Kent.
Fotografía: Daryn Okada.
Reparto: Lindsay Lohan, Rachel McAdams, Tim Meadows, Amy Poehler, Ana Gasteyer, Lacey Chabert, Lizzy Caplan, Daniel Franzese, Neil Flynn, Jonathan Bennett, Amanda Seyfried, Tina Fey.
Cady (Lindsay Lohan) se enfrenta a sus dieciséis años a su primer día de instituto, ya que ha vivido en África toda su vida. Inocente y confiada, sus primeros días no serán fáciles.
Hay infinidad de comedias sobre adolescentes y la mayoría suelen tomar el camino fácil de un humor grueso de escasa imaginación que gira en torno a las primeras experiencias sexuales. Afortunadamente, a veces aparece algo diferente, como es el caso de Chicas malas (2004), que aporta algunos detalles interesantes.
Para empezar, el que la protagonista entre en un instituto por primera vez a la edad de dieciséis años, completamente inocente de cómo las gastan las chicas de su edad, es un punto de partida realmente interesante que además el guión sabe explotar con inteligencia. Cady es clara, no tiene doblez alguna y choca directamente con un mundo de mentiras, envidias, críticas... una lucha por la supervivencia y la supremacía que tiene su mejor ejemplar en la bella y pérfida Regina (Rachel McAdams), la líder de las denominadas "Las divinas", que explotan su popularidad y encanto haciendo añicos a todo el mundo, incluso entre ellas.
Por una especie de reto, Cady intentará integrarse en ese trío para sabotearlo, pero sin pretenderlo acabará convertida en una de ellas y se volverá realmente mala.
Lógicamente, al tratarse de una comedia blandita, todo terminará arreglándose convenientemente al final, predominando el mensaje positivo y el final feliz esperado.
Con estos ingredientes, el acierto de Chicas malas es no intentar tomarse su propia historia demasiado en serio. El argumento sabe jugar con los elementos más típicos de las relaciones entre adolescentes sin pretender llegar a nada realmente serio. Así que todo el desarrollo transcurre con cierta irrelevancia y por eso resulta divertido.
Pero además, los personajes tienen un cierto recorrido. A pesar de ser básicamente estereotipos, no dejan de perfilarse con cierta agudeza, en especial Cady, a la que vemos evolucionando desde su inocencia inicial hasta ponerse al nivel de las peores para advertirnos de la fragilidad de las propias convicciones a cierta edad y lo fácil que es dejarse llevar por el rebaño. Repito, no es una película que pretenda provocarnos una profunda reflexión, pero al menos no se mueve en el vacío y su planteamiento básico es lo suficientemente bueno para que le de un sentido a lo que vemos.
Y lo que vemos son unos gags y chistes que superan por bastante a la media de este tipo de películas, lo cual habla muy bien de un guión que sabe encontrar la comicidad sin caer en el chiste fácil o vulgar.
Además, Lindsey Lohan resulta una joven tan atractiva como entrañable y hace que entendamos perfectamente su personaje. Consigue caer simpática incluso en su peor momento de arpía. A su lado, una maravillosa Rachel McAdams en el papel de la mala de turno, pero es tal su encanto que incluso como pécora es difícil que te caiga del todo mal.
Puede que el final, cuando la historia gira hacia un intento poco imaginativo para arreglar los conflictos positivamente, resulte como un añadido algo extraño. La insistencia en presentar un final feliz solucionando casi todos los problemas saca a relucir una vertiente algo ñoña del argumento. Se entiende, pero parece un poco forzado.
En todo caso, si analizamos los pros y los contras, creo que Chicas malas sale de la ecuación como un film muy válido, con un guión bastante trabajado, con unos gags que funcionan muy bien y un conjunto realmente ameno y muy agradable.
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