Dirección: Richard Brooks.
Guión: Richard Brooks.
Música: Maurice Jarre.
Fotografía: Conrad L. Hall.
Reparto: Lee Marvin, Robert Ryan, Woody Strode, Burt Lancaster, Jack Palance, Ralph Bellamy, Claudia Cardinale, Joe De Santis, Rafael Bertrand, Jorge Martínez de Hoyos, Marie Gómez.
Joe Grant (Ralph Bellamy), un hombre adinerado, contrata a cuatro hombres para que liberen a su esposa María (Claudia Cardinale), secuestrada por Jesús Raza (Jack Palance), un revolucionario mexicano.
Western tardío que sin embargo sigue apelando a los valores tradicionales más clásicos del género. Ya el punto de partida, rescatar a una mujer secuestrada, apela a la tradicional caballerosidad y al deber de proteger y socorrer a los más débiles.
A partir de ahí, Los profesionales (1966) no se despega del ensalzamiento de otros rasgos nobles como el valor, la camaradería e incluso el respeto por el enemigo que pelea con nobleza, lo que queda patente en el enfrentamiento de Bill Dolworth (Burt Lancaster), uno de los hombres contratados para rescatar a María, con Raza y Sisi (Marie Gómez) donde, a pesar de batirse en un duelo a muerte, no dejan de lado el respeto, cierto grado de amistad y hasta de cariño.
Además, Richard Brooks pudo contar con un reparto bastante sólido, con el pétreo Lee Marvin o el siempre carismático Burt Lancaster. Robert Ryan, por desgracia, está bastante mal aprovechado, con una contribución prácticamente testimonial. En cuanto a Claudia Cardinale, su presencia solamente se justifica por su belleza y parece un intento de internacionalizar su figura, como sucedió con Sara Montiel, también reclutada para el western. Ambas bellezas según los cánones de entonces, pero con escaso talento.
Sin embargo, a pesar de estos méritos, a los que podríamos sumar cierto nivel en los diálogos, la historia no deja de parecerme un tanto forzada. Es de esas películas en las que cuesta meterse de lleno, pues siempre tenemos la sensación de que se trata de productos poco naturales, basados en demasiados tópicos, con un dramatismo artificial y unos personajes que solamente parecen fachadas.
Es por ello que este tipo de westerns nunca me resultaron tan apetecibles como señalan algunas críticas y no dejan de parecerme una deformación de los principios del género una vez pasada su etapa de gloria, llegando entonces a una especie de perversión de su esencia, cayendo en el manierismo.
A pesar de lo cuál, hay que reconocer que la historia resulta bastante interesante y Richard Brooks controla el ritmo y ofrece abundantes momentos de tensión como para crear un film muy dinámico. Hay ciertas inconsistencias en el guión, es cierto, pero menores, y el final seguramente gustará al público en general, con esa especie de justicia por encima del apego al dinero. Un sacrificio para mayor gloria de nuestros héroes, defensores de grandes valores. Como vemos, seguimos en la grandilocuencia.
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