Dirección: Raoul Walsh.
Guión: Margaret Fitts y Richard Alan Simmons.
Música: Alex North.
Fotografía: Lucien Ballard.
Reparto: Clark Gable, Eleanor Parker, Jean Willes, Barbara Nichols, Sara Shane, Jo Van Fleet, Roy Roberts, Arthur Shields, Jay C. Flippen.
Un aventurero, Dan Kehoe (Clark Gable), se entera de que en un rancho viven cinco viudas con cien mil dólares en oro ocultos, por lo que decide acudir allí para intentar hacerse con el botín.
Curioso western que en cierto modo nos recuerda a El seductor (Don Siegel, 1971), pero Un rey para cuatro reinas (1956) tiene un enfoque más orientado a la comedia.
Si bien la idea puede resultar de cierto interés (un hombre solo en medio de cuatro mujeres jóvenes privadas de todo durante dos años), el resultado dista de ser apasionante.
El problema principal deriva de la monótona situación de Clark Gable pavoneándose entre las viudas durante demasiado tiempo y sin que suceda nada realmente interesante. La situación puede que no fuera la ideal para hacer una película más ágil, pero al menos daba para un retrato más profundo de los personajes, pues en todo el metraje apenas sabemos pequeños detalles de las viudas y tampoco mucho más de Dan.
Incluso su intento de encontrar el oro pasa a un segundo plano y lo que cobra más protagonismo son los escarceos de Dan con cada una de las mujeres, que tampoco da para mucho más que un par de besos, lo que se entiende por el año de producción, y unas conversaciones no muy brillantes. El único personaje interesante es Ma (Jo Van Fleet) y su esperanza que aparezca el único hijo que se supone que aún vive después del robo del oro. Ma es un personaje bien definido, de ahí que sus diálogos sean los mejores, cargados de esa determinación que solo tienen las madres que, aún reconociendo la maldad de sus hijos, no pueden evitar querer protegerlos y ayudarlos a pesar de todo.
Raoul Walsh fue un director solvente, pero con este material bastante hace para intentar llevar la historia con cierta solvencia, pero el guión no ofrece muchas posibilidades y la película va perdiendo interés conforme avanza por la falta de alternativas y un desenlace más o menos predecible. Desenlace que, debido a las normas morales de la época, impone ciertos arreglos muy poco convincentes, como que Sabina (Eleanor Parker) desvele que nunca estuvo casada con uno de los hijos de Ma y que Dan deba devolver el oro robado y conformarse con el importe de la recompensa ofrecida a quién lo encontrara.
Un rey para cuatro reinas es sin duda un western menor, curioso por el argumento pero sin demasiada fuerza en su historia y en su desarrollo. Eso sí, le gustará a los incondicionales de Clark Gable, que repite su rol de tipo cínico y curtido por la vida, aunque no estemos ante su mejor trabajo.
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