Dirección: Luc Besson.
Guión: Luc Besson.
Música: Éric Serra.
Fotografía: Thierry Arbogast.
Reparto: Sasha Luss, Helen Mirren, Luke Evans, Cillian Murphy, Lera Abova, Alexander Petrov, Nikita Pavlenko, Anna Krippa, Aleksey Maslodudov, Eric Godon.
Anna (Sasha Luss) es una joven que sobrevive de mala manera con un novio delincuente, hasta que es reclutada por el KGB a raíz de una solicitud suya para entrar en las fuerzas armadas rusas.
De nuevo tenemos a Luc Besson en un terreno que parece que le gusta mucho. Había sorprendido en su momento con Nikita (1990) y repitió fórmula con Lucy (2014). Ahora devuelve el protagonismo a otra mujer de armas tomar. ¿Feminismo u oportunismo? En realidad, negocio.
Anna (2019) no es cine para reflexionar, ni siquiera tiene un mensaje político o social. Es cine comercial, pura y simplemente. Y si lo que funciona es el sexo, pues le damos el papel protagonista a una belleza tan rotunda como la de Sasha Luss que, sin ser una actriz sobresaliente, sí que cumple a la perfección en su papel de agente letal que se vale de su innegable atractivo para hacer su trabajo.
Para amenizar un poco la historia, Besson utiliza con originalidad los saltos en el tiempo, logrando amenizar un relato que de contarse en modo lineal no habría tenido nada realmente diferenciador. Al menos de esta manera consigue darle un envoltorio imaginativo a un discurso muy poco original.
Porque la historia que cuenta es realmente básica, sin personajes interesantes ni una trama inteligente. Solamente es un puñado de secuencias de acción imposible, con coreografías ya tan vistas que ni sorprenden ni aportan nada que no sea un ballet violento y circense. El único aderezo con algo de interés es la amargura de Anna en su trabajo y el sueño de poder dejarlo en cuanto pueda. No es gran cosa, pero al menos añade algo de humanidad a una película un tanto mecánica.
El otro recurso del que se vale el director es el engaño. La película quiere contarnos un relato pero el guión se va guardando ases en la manga para sacarlos en el momento clave. Lógicamente, la intención es sorprendernos para que el relato no sea tan predecible como parece. Sin embargo, el argumento no se muestra tampoco aquí muy imaginativo y las trampas se huelen a mucha distancia, como si le viéramos al mago meter el conejo en la chistera antes de salir a escena. Así que creo que Besson solamente logrará sorprender a los espectadores más novatos. Todos los que hemos visto unas cuantas películas del mismo corte nos anticipamos sin problemas a los giros sorpresa.
Por lo tanto, Anna es una película sin fondo, plana en cuanto a historia y nula en originalidad. Tiene la buena factura de las producciones actuales, que cuidan el envoltorio a base de millones y tecnología. La pueden disfrutar aquellos que se contenten solo con el espectáculo visual, incluyendo aquí a la protagonista. Aquellos para los que el cine de verdad tiene que tener sobre todo contenido, deberían pasar de esta cinta.
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