El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 4 de septiembre de 2023

Anna



Dirección: Luc Besson.

Guión: Luc Besson.

Música: Éric Serra.

Fotografía: Thierry Arbogast.

Reparto: Sasha Luss, Helen Mirren, Luke Evans, Cillian Murphy, Lera Abova, Alexander Petrov, Nikita Pavlenko, Anna Krippa, Aleksey Maslodudov, Eric Godon. 

Anna (Sasha Luss) es una joven que sobrevive de mala manera con un novio delincuente, hasta que es reclutada por el KGB a raíz de una solicitud suya para entrar en las fuerzas armadas rusas.

De nuevo tenemos a Luc Besson en un terreno que parece que le gusta mucho. Había sorprendido en su momento con Nikita (1990) y repitió fórmula con Lucy (2014). Ahora devuelve el protagonismo a otra mujer de armas tomar. ¿Feminismo u oportunismo? En realidad, negocio.

Anna (2019) no es cine para reflexionar, ni siquiera tiene un mensaje político o social. Es cine comercial, pura y simplemente. Y si lo que funciona es el sexo, pues le damos el papel protagonista a una belleza tan rotunda como la de Sasha Luss que, sin ser una actriz sobresaliente, sí que cumple a la perfección en su papel de agente letal que se vale de su innegable atractivo para hacer su trabajo.

Para amenizar un poco la historia, Besson utiliza con originalidad los saltos en el tiempo, logrando amenizar un relato que de contarse en modo lineal no habría tenido nada realmente diferenciador. Al menos de esta manera consigue darle un envoltorio imaginativo a un discurso muy poco original.

Porque la historia que cuenta es realmente básica, sin personajes interesantes ni una trama inteligente. Solamente es un puñado de secuencias de acción imposible, con coreografías ya tan vistas que ni sorprenden ni aportan nada que no sea un ballet violento y circense. El único aderezo con algo de interés es la amargura de Anna en su trabajo y el sueño de poder dejarlo en cuanto pueda. No es gran cosa, pero al menos añade algo de humanidad a una película un tanto mecánica.

El otro recurso del que se vale el director es el engaño. La película quiere contarnos un relato pero el guión se va guardando ases en la manga para sacarlos en el momento clave. Lógicamente, la intención es sorprendernos para que el relato no sea tan predecible como parece. Sin embargo, el argumento no se muestra tampoco aquí muy imaginativo y las trampas se huelen a mucha distancia, como si le viéramos al mago meter el conejo en la chistera antes de salir a escena. Así que creo que Besson solamente logrará sorprender a los espectadores más novatos. Todos los que hemos visto unas cuantas películas del mismo corte nos anticipamos sin problemas a los giros sorpresa.

Por lo tanto, Anna es una película sin fondo, plana en cuanto a historia y nula en originalidad. Tiene la buena factura de las producciones actuales, que cuidan el envoltorio a base de millones y tecnología. La pueden disfrutar aquellos que se contenten solo con el espectáculo visual, incluyendo aquí a la protagonista. Aquellos para los que el cine de verdad tiene que tener sobre todo contenido, deberían pasar de esta cinta.

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