El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 22 de septiembre de 2023

La última primavera



Dirección: Charles Dance.

Guión: Charles Dance (Historia: William J. Locke).

Música: Nigel Hess.

Fotografía: Peter Biziou.

Reparto: Judi Dench, Maggie Smith, Daniel Brühl, Natascha McElhone, Miriam Margolyes, David Warner, Freddie Jones, Gregor Henderson-Berg, Clive Russell, Richard Pears, Toby Jones.

Cornualles, 1936. Ursula (Judi Dench) y Janet (Maggie Smith) son dos hermanas de avanzada edad que viven en una casa al lado del mar. Un día, Ursula descubre a un náufrago, Andrea (Daniel Brühl), en la playa y lo llevan a su casa para cuidarlo.

Tras una larga carrera como actor, Charles Dance se lanzaba a la dirección con La última primavera (2004), en la cuál también ejerce de guionista, pero a pesar de sus buenas intenciones, el resultado es un tanto decepcionante.

La última primavera tiene cierto potencial al tratar un tema tan poco frecuente como interesante del amor en la vejez. Porque Ursula se enamorará perdidamente del joven Andrea y, aún sabiendo que sus sentimientos son un tanto absurdos, no puede impedir sentirse atraída por su huésped, que aporta una nota de frescura a su monótona vida.

Sin embargo, el guión de Charles Dance no logra desarrollar todo el potencial que encierra esta simple premisa y su historia, desde un comienzo esperanzador, se va derrumbando conforme pasan los minutos al no percibir ninguna progresión importante en el devenir de los hechos. Y es que al guión le falta algo, un núcleo que potencie el relato, un horizonte hacia el que dirigir las expectativas. Sin embargo, todo se reduce a una repetición de escenas sin que veamos un objetivo cercano. Todo se reduce a ver una y otra vez las ilusiones de Ursula y ciertos reproches de su hermana Janet, mucho menos ilusa.

El problema principal es que el guión no profundiza en ninguno de los personajes. Habría sido necesario conocer el pasado de las hermanas en profundidad, tal vez ello hubiera aportado un cierto sentido al enamoramiento de Ursula que, con los pocos datos que tenemos sobre ella, se parece a un ataque de senilidad más a que un sentimiento hermoso y conmovedor. 

Es verdad también que Daniel Brühl no me pareció el actor idóneo para su papel. Si Maggie Smith y Judi Dench están magníficas, Brühl en cambio no transmite nada y eso penaliza bastante el desarrollo de la historia. Pero aún así, el escollo insalvable viene de un guión sin profundidad, ni sensibilidad, ni coherencia. Con esa base resulta muy difícil mantener en pie una historia que termina haciéndose demasiado larga, porque en muchos momentos parece no suceder nada interesante.

A pesar del buen gusto demostrado por Charles Dance en la puesta en escena, con unos paisajes preciosos, La última primavera nos deja la impresión de haber malgastado las posibilidades dramáticas de la historia original, dejándonos un film demasiado frío e intrascendente.

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