Dirección: Martin Brest.
Guión: George Gallo.
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Donald Thorin.
Reparto: Robert De Niro, Charles Grodin, Yaphet Kotto, John Ashton, Dennis Farina, Joe Pantoliano, Richard Foronjy, Robert Miranda, Jack Kehoe, Wendy Phillips, Philip Baker Hall.
Jonathan Markukas (Charles Grodin) es un contable que robó quince millones a un mafioso y desapareció estando bajo fianza. Si Jack Walsh (Robert De Niro) lo atrapa a tiempo, se embolsará nada menos que cien mil dólares.
A veces una película realmente humilde, sin más pretensiones que hacernos pasar el rato, como es Huida a medianoche (1988), se eleva por encima de la media de su género simplemente gracias a una historia realmente lograda.
La clave de esta cinta es el guión tan sorprendente bueno de George Gallo. La historia de las aventuras de la pareja protagonista atravesando Estados Unidos desde Nueva York a Los Ángeles parece abocada a un desarrollo más o menos previsible, pero Gallo crea una pieza de relojería tan precisa como divertida que convierte el relato en una experiencia maravillosa.
La verdad es la cinta podría haberse enfocado desde un punto de vista serio y tendríamos una película muy interesante, con bastantes giros y situaciones de peligro suficientes como para mantenernos ocupados todo el tiempo. Pero el enfoque hacia la comedia en este caso es una gran opción porque con un desenlace previsible, lo más acertado es crear esta aventura donde nos divirtamos todo el tiempo de manera que el desenlace pasa a ser secundario, la diversión ya la hemos sorbido durante todo el metraje.
Lo bueno es que a pesar de tantos giros en el desarrollo, cambio de manos del contable y persecuciones de todos los colores, el argumento nunca descarrila. Todo sucede con una lógica aplastante, de manera que no llegamos nunca a cuestionarnos lo que está pasando. Pero además, una película tan monótona en su concepción nunca llega a aburrir, porque siempre está sucediendo algo nuevo, sorprendente, simpático y original.
El guión incluso no se limita a entretenernos, sino que sabe también ir profundizando en los personajes principales, de manera que, al tiempo que Markukas y Jack van conociéndose, también nosotros nos adentramos en sus vidas, su pasado, el fracaso de Jack en su matrimonio o un trabajo que le desagrada. Está claro que el tema de dos personas enfrentadas que acaban respetándose y entablando amistad con el tiempo no es algo realmente novedoso, pero George Gallo hace que resulte ameno y entrañable. Claro que contar con Robert De Niro y un sorprendente Charle Grodin ayuda mucho. La complicidad que nace entre estos actores es en parte la culpable de que la cinta resulte tan sólida y funcione tan bien.
Como decía al principio, es una película sin grandes pretensiones, pero con un buen guión, una dirección acertada y un reparto excelente se consigue una pequeña maravilla como esta.
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