El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 2 de septiembre de 2023

Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás



Dirección: Edward Zwick.

Guión: Richard Wenk, Edward Zwick y Marshall Herskovitz (Novela: Lee Child).

Música: Henry Jackman.

Fotografía: Oliver Wood.

Reparto: Tom Cruise, Cobie Smulders, Danika Yarosh, Aldis Hodge, Patrick Heusinger, Holt McCallany, Austin Hebert, Robert Catrini, Robert Knepper.

Cuando arrestan acusada de espionaje a la Mayor Susan Turner (Cobie Smulders), que ayudó a Jack Reacher (Tom Cruise) en la detención de un shérif corrupto, éste se interesa por su caso y descubre que ella es víctima de una conspiración y está en peligro de muerte.

Siguiendo los pasos de la saga de Jason Bourne aparecieron bastantes imitadores, pues el cine evidentemente es un negocio, hoy más que nunca, y cuando se huele un filón Hollywood no tarda en explotarlo. Así que tras el éxito de Jack Reacher (Christopher McQuarrie, 2012) estaba cantado que la historia no se terminaría ahí. Y en 2016 se estrenó esta primera secuela.

Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás es más de lo que habías visto en la primera entrega: un film para lucimiento de Tom Cruise que a pesar de ir cumpliendo años sigue dando una buena imagen de tipo duro y es convincente en su papel.

Lo interesante de esta cinta, al igual que pasó con la primera, y que es lo que marca las diferencias con otros films de acción que se basan exclusivamente en temas de venganza, es que hay un argumento que plantea una intriga que es la que hace de motor de los acontecimientos. En esta ocasión se trata de una empresa que está robando al gobierno con el tema de armamento de guerra y que no duda en liquidar a todo aquel que se acerque demasiado a sus tapujos y pueda ponerlos en peligro. De ahí que acusen a base de mentiras a la Mayor Turner para frenar sus investigaciones y poder eliminarla fácilmente.

Es verdad que esta trama no pasa de ser bastante elemental, sin demasiadas complicaciones ni un planteamiento profundo, pero al menos sirve para crear cierta tensión y hace avanzar la película, que no se reduce a unas cuantas escenas de peleas, que hemos visto hasta la saciedad, por lo que sin ser la panacea, ayuda a amueblar el relato.

Además, se añada aquí otra trama de carácter más personal con la aparición de Samantha (Danika Yarosh), que podría ser hija de Jack. Tampoco podemos esperar demasiado de este añadido argumental, pues vuelve a presentarse de manera bastante superficial y un tanto forzada, pero al menos le da un toque personal a la historia y permite mostrar un lado más humano de Reacher. Lo que sí que se echa de menos es haber sacado algo más de partido a este tema, pero se entiende que no era la baza principal del argumento, centrado más en la acción.

De nuevo asistimos a un puñado de peleas muy bien coreografiadas y, si bien no suponen una novedad a nivel plástico y los resultados son muy previsibles, sí que están muy bien filmadas y resultan más convincentes que otras muchas de películas similares que rizan demasiado el rizo y caen en lo absurdo.

En resumen, una película que no decepciona si lo único que buscas es disfrutar de un entretenimiento bien ejecutado y sin muchas complicaciones. No creará escuela, pero funciona.

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