El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 17 de julio de 2023

Agatha y la maldición de Ishtar



Dirección: Sam Yates.

Guión: Tom Dalton.

Música: Oliver Coates.

Fotografía: Catherine Goldschmidt.

Reparto: Lyndsey Marshal, Jonah Hauer-King, Katherine Kingsley, Jack Deam, Waj Ali, Bronagh Waugh, Rory Fleck Byrne, Crystal Clarke, Stanley Townsend. 

En 1928, tras su divorcio, Agatha Christie (Lyndsey Marshal) planea dar un giro a su carrera y escribir una novela romántica. Por ello acepta la invitación de unos conocidos y viaja hasta Iraq para indagar sobre el romanticismo.

Partiendo de un hecho real, el viaje de Agatha Christie a Irak tras su divorcio, Tom Dalton crea una intriga que sigue bastante fielmente las premisas creadas por la escritora en sus novelas, es decir, Agatha y la maldición de Ishtar (2019) reemplaza a Hércules Poirot por la misma novelista convertida en detective.

La idea, si bien un poco rebuscada, no deja de tener cierto encanto, pero el problema de la película reside en que el misterio planteado y las investigaciones para resolverlo no tienen la fuerza ni el ingenio necesarios para hacer de la intriga algo apasionante.

El primer defecto que le encuentro al planteamiento de Sam Yates es la mezcla de un tono de comedia con la serie de crímenes que van sucediéndose, de manera que nunca llega uno a meterse de lleno en el drama, que parece a veces casi una broma, como con el detalle del mono y su autopsia. En general, creo que si uno pretende hacer un film serio de intriga debe dejar la comedia en un cajón cerrado con llave.

Pero por si ese detalle no fuera suficiente, el desarrollo no termina de resultar apasionante, las investigaciones de Agatha carecen de tensión y parecen más un juego que algo serio, no se percibe nunca el peligro y las cosas van sucediéndose sin mucha claridad, incluso llegándose a momentos de cierta confusión por un planteamiento poco inteligente por parte del director, que se olvida de una regla de oro: todo lo que no se nos muestre con imágenes, tiende a olvidarse o confundirse, como los nombres de los personajes, a veces repetidos a una velocidad que cuesta seguir al pista de los acontecimientos.

Pero si el desarrollo no tiene la fuerza necesaria, el desenlace es bastante pobre. De nuevo el guión recurre al truco de las novelas de Agatha Christie de reunir a los sospechosos, aunque en este caso ni siquiera se siembran las dudas con acierto, para que la escritora metida a detective desvele quién es el culpable, algo que se adivina sin mucho esfuerzo con cierta antelación y donde las piezas encajan porque así se nos explica, pero con la sensación de que está todo metido con calzador.

Y como sucede con todo el desarrollo previo, el director se muestra incapaz de dotar a ese momento clave de un mínimo de tensión y dramatismo, quedando como una escena más, lo que estropea irremediablemente las pocas esperanzas que aún podríamos tener.

Lo más interesante la película, y esto dice muy poco sobre la intriga, es finalmente la relación entre Agatha y el arqueólogo Max Mallowan (Jonah Hauer-King), donde tenemos al menos algo de emoción y que también nos proporciona las mejores frases de la cinta, con algunas afirmaciones realmente interesantes. Lástima que esta precisión no fuera llevada al resto de la trama, pues el relato habría ganado mucho.

En resumen, un film entretenido con el que pasas un rato ameno, pero fallido por cuanto carece de intensidad como para que nos lleguemos a sentir implicados por una intriga mal planteada y mal ejecutada.

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