Dirección: Michael Winterbotton.
Guión: John Curran (Novela: Jim Thompson).
Música: Melissa Parmenter y Joel Cadbury.
Fotografía: Marcel Zyskind.
Reparto: Casey Affleck, Kate Hudson, Jessica Alba, Ned Beatty, Elias Koteas, Tom Bower, Simon Baker, Bill Pullman, Brent Briscoe, Jay R. Ferguson.
Lou Ford (Casey Affleck), ayudante del shérif en un pequeño pueblo de Texas, es un joven tranquilo y amable con sus vecinos, aunque esconde una peligrosa inclinación hacia la violencia.
El demonio bajo la piel (2010) es el retrato de un psicópata y es una película realmente perturbadora y desagradable, especialmente por las dos escenas en que Lou golpea con extrema violencia a la prostituta Joyce (Jessica Alba) y a su novia Amy (Kate Hudson).
El problema principal de la película es el mismo que llevo comprobando que afecta a gran parte de las propuestas más recientes: no hay profundidad en el argumento. Son productos efectistas, impactantes, con una estética cuidada pero que no tienen gran cosa dentro. La explicación sin duda es la falta de talento que impide a guionistas y directores pasar de las meras apariencias y ofrecer algo realmente inteligente.
En El demonio bajo la piel tenemos el ejemplo perfecto. La estética es cuidada y la sensación de desasosiego y repugnancia hacia Lou están bien conseguidas. Pero es algo que no tiene mucho mérito. Cualquiera que muestre secuencias de golpes como las que nos ofrece Michael Winterbotton logrará el mismo resultado. Pero en el resto, no hay nada. Los motivos de la personalidad desquiciada de Lou se quedan sin revelar. Tal vez no sea un detalle imprescindible, pero sí que hubiera añadido algo de profundidad al relato.
Tampoco me pareció que la historia esté especialmente bien contada. De muchos personajes desconocemos absolutamente todo, como del sindicalista (Elias Koteas) o de Billy Boy Walker (Bill Pullman). Es evidente que el director optó por ceñirse a ciertos hechos, ocultando deliberadamente muchos detalles. No me explico exactamente la intención, pero el resultado decididamente no resulta muy acertado.
Sin embargo, donde especialmente resulta lamentable el trabajo del director es en la parte final, cuando Lou cambia de repente su comportamiento y parece asumir su final. No se entiende dicho cambio porque de nuevo el director opta por mostrar hechos, sin profundizar en ellos. Además, añade una escena final absurda, manipuladora, mentirosa y de una teatralidad ridícula que despeja cualquier duda que pudiéramos tener sobre las intenciones de Winterbotton: su película solo busca sorprender, asquear, pero sin que se preocupe por un mínimo de coherencia o explicaciones. Cine vacío y superficial.
En cambio, donde sí que acierta la producción es con el reparto. Casey Affleck realmente asusta en su papel; sin necesitar grandes gestos, solo con su mirada da escalofríos. Y Jessica Alba es realmente preciosa, con lo que se explica fácilmente la fascinación de Lou hacia ella. Kate Hudson igualmente me pareció más que correcta en su papel.
No es necesario hacer comparaciones odiosas, pero viendo El dominio bajo la piel me vino a la mente el recuerdo de otro psicópata famoso, el Norman Bates (Anthony Perkins) de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960). Comparando ambos personajes entenderemos mejor el vacío absoluto de la propuesta de Michael Winterbotton.
Por cierto, hubo una adaptación anterior de la novela de Jim Thompson en que está basada esta cinta titulada El asesino está en mí (Burt Kennedy, 1976).
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