El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 1 de julio de 2023

Aflicción



Dirección: Paul Schrader.

Guión: Paul Schrader (Novela: Russell Banks).

Música: Michael Brook.

Fotografía: Paul Sarossy.

Reparto: Nick Nolte, Sissy Spacek, James Coburn, Willem Dafoe, Mary Beth Hurt, Jim True, Marian Seldes, Holmes Osborne, Brigid Tierney, Sean McCann, Wayne Robson, Eugene Lipinski. 

Wade Whitehouse (Nick Nolte), shérif en una pequeña comunidad de New Hampshire, es un hombre fracasado: en su trabajo, en su matrimonio, con su hija pequeña. Un día un hombre muere accidentalmente en una partida de caza y Wade, en contra de la opinión general, cree que hay algo turbio detrás.

Lo habitual cuando vemos una película es identificarnos con el protagonista, que suele ser alguien con ciertas virtudes, una especie de modelo a seguir. Por eso Aflicción (1997) es una película que nos descoloca, porque nada parece haber en Wade de bueno, de noble o de ejemplar.

Lo primero que habría que señalar es que el guión no desvela todas las cartas a la primera, a pesar del relato del hermano de Wade, Rolfe (Willem Dafoe), que parece prevenirnos desde el comienzo. Porque cuando se produce el accidente de caza, no vemos realmente lo que sucedió, así que cuando Wade sospecha de algo turbio y crea su película de lo sucedido, instintivamente creemos en él y el director se guarda mucho de desvelar la verdad. En parte, gracias a ello se mantiene la intriga sobre si Wade estará en lo cierto con sus sospechas, pero también despista al espectador sobre por dónde se mueve el relato, si en la línea de la investigación policial o como drama personal de Wade. Y ello provoca que nos pasemos gran parte de la película intentando averiguar qué camino seguirá la trama, lo cuál creo que no es nada bueno.

Al final, descubrimos que el relato va sobre Wade y su personalidad trastornada. Las pistas estaban ahí, como su agresividad con el padrastro de su hija al comienzo de la cinta. Conforme avanza el relato, comprobaremos como Wade irá adentrándose más en la locura, con comportamientos violentos y reacciones extrañas. Y será su enfermiza relación con su padre (James Coburn), borracho y maltratador, la que definitivamente nos ponga sobre la pista: Wade es víctima de una infancia rota por la violencia de su padre y no será capaz de sobreponerse a todo ello. Incluso es posible que el trastorno de su padre sea genético y Wade lo heredara, pues sus ataques de violencia no son en todo caso normales.

Aflicción es por lo tanto un film extraño, perturbador, porque no es una historia agradable ni que ofrezca esperanzas. Wade irá cavando su desgracia a golpes de ira y asistiremos perplejos al comportamiento irracional de un hombre sin control.

El momento en que se arranca la muela o cuando prende fuego al cuerpo de su padre son instantes tan reveladores que se quedan grabados en la retina.

Sin embargo, a pesar de sus virtudes, Aflicción tiene también sus puntos negros, en especial el retrato de otros personajes, como Margie (Sissy Spacek), la novia de Wade, que no acaban de perfilarse convenientemente, lo mismo que Rolfe o el propio padre de Wade. Tampoco el ritmo me pareció todo lo fluido que sería conveniente y a mitad de la historia el film llega a hacerse demasiado largo, prueba de la falta de tensión de algunas escenas. Y el detalle antes mencionado de que el guión mantiene la incertidumbre sobre sus verdaderas intenciones durante demasiado tiempo es otro punto negro importante.

Pero en general, aunque solamente sea por la originalidad del planteamiento, Aflicción me parece una historia interesante. Quizá no del todo perfectamente narrada, pero recomendable para los amantes de argumentos ciertamente especiales.

James Coburn se llevó el Oscar al mejor secundario.

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