Dirección: William Dieterle.
Guión: Dan Totheroh y Stephen Vincent Benet (Historia: Stephen Vincent Benet).
Música: Bernard Herrmann.
Fotografía: Joseph August (B&W).
Reparto: James Craig, Anne Shirley, Edward Arnold, Walter Huston, Jane Darwell, Simone Simon, Gene Lockhart, John Qualen, H.B. Warner, Frank Conlan, Lindy Wade, George Cleveland.
Atravesando una racha de verdadera mala suerte y a punto de perder sus tierras, Jabez Stone (James Craig) hace un pacto con el diablo (Walter Huston) por el que tendrá siete años de buena suerte.
Curiosa comedia fantástica que si bien acusa el paso de los años, aún mantiene cierto vigor, especialmente por lo bien que William Dieterle consigue llevar la comedia al drama final de manera admirable.
Sin embargo, El hombre que vendió su alma (1941) tiene también ciertas debilidades que acaban por pasar factura. Por ejemplo, el progresivo envilecimiento de Jabez no está narrado con precisión por lo que pasamos, sin casi transición, de ver a un buen hombre contento con la tranquilidad que le da tener dinero y no pasar apuros, a escuchar en boca de amigos y de su esposa Mary (Anne Shirley) que se ha vuelto una mala persona. En lugar de recrearse en escenas más o menos intrascendentes que además alargan en exceso la historia, creo que habría sido más interesante ver en primera persona el proceso de corrupción del granjero.
Sin embargo, lo peor de todo es el juicio en que salva su alma. La idea es realmente original, sin duda alguna, pero el director utiliza el juicio para realizar una defensa un tanto infantil de Estados Unidos como el país de la libertad, un paraíso en la tierra incomparable. Se puede entender el tema por el año de realización, cuando el país estaba próximo a entrar en guerra, pero sinceramente creo que estropea un poco el cuento, convirtiéndolo en un alegato político pueril.
Tampoco la elección de James Craig para el papel principal parece la más acertada; en cambio, contar con Edward Arnold y Walter Huston sí que es todo un acierto. Huston le da un toque casi simpático al diablo, si bien también posee una de esas miradas que pueden helar la sangre.
En conjunto, El hombre que vendió su alma es una comedia muy original que sin duda sorprende, pero quizá el guión no termina de sacar todo el potencial a la historia y se queda en un film ameno pero sin alcanzar la excelencia.
Como dato curioso, en la serie Los Simpson se realizó una simpática parodia de la película en el episodio titulado "El Diablo y Homer Simpson".
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