El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 27 de julio de 2023

Wichita, ciudad infernal



Dirección: Jacques Tourneur.

Guión: Daniel B. Ullman.

Música: Hans Salter.

Fotografía: Harold Lipstein.

Reparto: Joel McCrea, Vera Miles, Lloyd Bridges, Wallace Ford, Edgar Buchanan, Peter Graves, Keith Larsen, Carl Benton Reid,  John Smith, Walter Coy.

Wyatt Earp (Joel McCrea) llega a Wichita, una ciudad en expansión gracias al ferrocarril, con la idea de montar un negocio. Sin embargo, ante el clima de violencia de la ciudad, acaba aceptando el puesto de shérif que le habían ofrecido.

Wichita, ciudad infernal (1955) aborda un capítulo de una de las figuras más legendarias de la historia de la conquista del Oeste, Wyatt Earp. El episodio más conocido de su vida es el famoso tiroteo en O.K. Corral, que ha sido llevado repetidas veces a la gran pantalla. Sin embargo, aquí nos centramos en una etapa anterior en la vida del legendario shérif, precisamente cuando da los primeros pasos como defensor de la ley.

A la película le cuesta un poco arrancar, pues el comienzo resulta demasiado previsible y no ofrece realmente nada nuevo a los amantes del género, que han vivido las situaciones del comienzo muchas veces.

Sin embargo, la película va ganando en intensidad con el paso de los minutos y, sin salirse de los caminos más habituales en los westerns clásicos, sí que su puesta en escena y algunos detalles ofrecen puntos de interés considerables.

Principalmente, la figura de Earp, magníficamente interpretado por Joel McCrea, que le otorga al personaje esa fuerza serena e imperturbable del personaje con gran credibilidad. Ver a McCrea enfrentarse a un número superior de enemigos sin que le tiemble el pulso es realmente magnífico. La fuerza y la seguridad que trasmite son genuinas y acrecientan sin duda la altura del personaje. Y además lo consigue sin ningún adorno, solamente con una presencia rotunda y muy elegante. A su lado, el resto de personajes parecen encoger.

Otro detalle interesante que articula el drama de la cinta es cómo las fuerzas vivas de Wichita, que habían pedido la ayuda de Earp en un primer momento, luego se oponen a él e intentan destituirlo, por las buenas o por las malas, temiendo que tanta paz y tranquilidad aleje a los ganaderos y arruine así sus negocios. Un dilema en el que el shérif se muestra inflexible, aún cuando le llega a afectar también personalmente cuando Sam McCoy (Walter Coy), uno de los hombres más poderosos de la ciudad y padre de su amada Laurie (Vera Miles), se enfrente a Earp y le prohiba seguir viendo a su hija.

Es precisamente cuando el conflicto entre Earp, los ganaderos y las autoridades locales estalla cuando asistimos a los mejores momentos de la cinta. Sigue siendo un film modesto y bastante previsible, pero Jacques Tourneur exprime  el jugo del guión y consigue bastantes minutos de gran tensión así como eficaces persecuciones a caballo y tiroteos que mantienen el espíritu del género con eficacia.

Sin ser una joya del western, Wichita, ciudad infernal ofrece una historia dentro de los parámetros más clásicos del género, donde el héroe resulta un modelo intachable de valor, integridad y fuerza.

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