Dirección: Brian De Palma.
Guión: Robert J. Avrech y Brian De Palma.
Música: Pino Donaggio.
Fotografía: Stephen H. Burum.
Reparto: Craig Wasson, Gregg Henry, Melanie Griffith, Deborah Shelton, Guy Boyd, David Haskell, Dennis Franz, Al Israel, Rebecca Stanley.
Jake Scully (Craig Wasson), un actor con un problema de claustrofobia, descubre que su novia le engaña, por lo que la deja y se queda sin piso. Pero Sam (Gregg Henry), otro actor al que acaba de conocer, le presta el apartamento donde vive mientras está de viaje. Desde ahí puede espiar a una hermosa vecina que cada noche realiza un erótico baile.
Hay directores que parece que tienen suerte con la crítica y este parece ser el caso de Brian De Palma, un realizador con sonoros fracasos, falto de personalidad propia y que suele recurrir al morbo para sus películas y que, a pesar de todo, tiene bastante buena prensa.
Un ejemplo perfecto de ello es Doble cuerpo (1984), un film mediocre y vacío que reúne alabanzas por parte de los especialistas. No sé qué opinarían si la firmara un director desconocido.
El caso es que Doble cuerpo es un thriller realmente pobre, donde la trama se adivina a las primeras de cambio, de manera que pierde muy pronto el interés de la intriga, que está cantada desde el minuto uno. Pero lo peor no es eso, sino que con un argumento realmente pobre, Brian De Palma ha de hacer malabarismos para prolongar el relato que, de otro modo, terminaría en menos de treinta minutos. De ahí las secuencias en el centro comercial, estiradas hasta el aburrimiento, o las de la playa, coronadas por unos tórridos besos entre Jake y la sensual vecina (Deborah Shelton), un momento tan increíble como surrealista.
Se dice que esta película es un homenaje a Alfred Hitchcock, en concreto a La ventana indiscreta (1954), por el tema del voyeurismo, y a Vértigo (De entre los muertos) (1958), cambiando el vértigo por la claustrofobia. Mi opinión es que el director intenta ocultar su falta de ideas recurriendo a las de otros, y aportando su dosis de morbo, y logrando así el aplauso de una crítica complaciente que a veces no distingue talento de oportunismo. Por mucho que se llegue a preciar el homenaje a Hitchcock, ello no exime de una crítica profunda a una película muy plana y sin calidad.
Con pequeños toques de erotismo que han envejecido bastante mal y la utilización inteligente de la banda sonora, ojo al numerito a los compases de "Relax" de Frankie Goes to Hollywood, Brian De Palma se las arregla para intentar engatusarnos con un relato que cabe en dos líneas, con personajes totalmente planos y diálogos absurdos.
Lógicamente, el film fue un fracaso en su momento y se mire como se mire, el tiempo no le ha hecho ningún favor.
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