El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 18 de julio de 2023

Sol naciente



Dirección: Philip Kaufman.

Guión: Philip Kaufman, Michael Crichton y Michael Backes (Novela: Michael Crichton).

Música: Toru Takemitsu.

Fotografía: Michael Chapman.

Reparto: Sean Connery, Wesley Snipes, Harvey Keitel, Cary-Hiroyuki Tagawa, Kevin Anderson, Mako, Ray Wise, Stan Egi, Stan Shaw, Tia Carrere, Steve Buscemi, Tatjana Patitz.

Durante una recepción ofrecida por una importante compañía japonesa en Los Ángeles, una modelo (Tatjiana Patitz) es asesinada. El teniente Smith (Wesley Snipes) es encargado de la investigación, pero se le asigna como ayudante a John Connor (Sean Connery), un capitán retirado experto en la cultura japonesa.

Sol naciente (1993) es un thriller cuya nota más característica sería la contraposición de la mentalidad norteamericana y la japonesa. Sin embargo, a pesar de sus muchas posibilidades parece que promete más de lo que finalmente nos ofrece.

El punto de partida es sin duda interesante: el asesinato de una joven en el edificio de una importante empresa japonesa inmersa en esos momentos en una delicada operación comercial con importantes repercusiones políticas. Dada la mentalidad de los japoneses, interesados en no dar publicidad al suceso, la labor de Web Smith y de John Connor no va a ser sencilla, encontrando bastantes obstáculos para realizar interrogatorios e incluso descubriendo pruebas escamoteadas y manipuladas.

Las bases para la intriga están sentadas y el guión jugará con múltiples indicios que nos llevarán en diversas direcciones. Es evidente que el guión intenta mantener el misterio a toda costa, jugando al despiste con el espectador el mayor tiempo posible. Y aquí reside el principal fallo de la película, que abusa de los giros sorpresa hasta el punto de convertir la trama en un rompecabezas que pierde todo el sentido. El resultado es que llega un momento en que ya perdemos un poco el interés, pues comprendemos que ya no hay una lógica en la historia, sino un mero juego de engaños.

Todo esto nos lleva finalmente a comprender que, bajo el recurso de ambientar el misterio en los manejos comerciales de una compañía japonesa, la historia es realmente muy poco original y escasamente imaginativa, recurriendo a los tópicos más básicos del género, como la pareja de policías muy diferentes obligados a entenderse o el recurso al engaño para mantener en pie un argumento escasamente inteligente.

Esa simpleza se revela claramente en toda la parte final, con escenas un tanto absurdas y un intento por dar una explicación que nos resulte aceptable, logrando solamente alargar torpemente el desenlace, que nos vuelve a dejar una nueva sorpresa en relación al personaje de Jingo (Tia Carrere), la experta en edición de vídeos, que corrobora la obsesión de los guionistas por las sorpresas.

Realmente, es una pena, porque la trama, bien llevada, ofrecía bastantes posibilidades y además contábamos con la presencia de Sean Connery y Wesley Snipes, bastante atinados en sus papeles, junto a unos diálogos por momentos muy logrados, que auguraban al principio un film rico en detalles y matices. Sin embargo, todo termina estropeándose y nos quedamos con un film correcto en las formas pero bastante vacío y rutinario en el fondo.

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