Dirección: David Leitch.
Guión: Kurt Johnstad (Novela gráfica: Antony Johnston y Sam Hart).
Música: Tyler Bates.
Fotografía: Jonathan Sela.
Reparto: Charlize Theron, James McAvoy, John Goodman, Til Schweiger, Eddie Marsan, Sofia Boutella, Roland Møller, Jóhannes Haukur Jóhannesson, James Faulkner, Barbara Sukowa, Toby Jones.
1989, un agente del MI6 es asesinado en Berlín, robándole una lista con los agentes de ambos bandos activos en Berlín. Para intentar recuperar el documento, el MI6 envía a la agente Lorraine Broughton (Charlize Theron).
En medio de una marcada tendencia a carísimas producciones de aventuras, muchas de ellas basadas en cómics, Atómica (Atomic Blonde) (2017) es un producto inscrito claramente en esa corriente y diseñado para el lucimiento de la bellísima Charlize Theron, productora además de la cinta.
A nivel de espectáculo puro y duro, no le puede poner un pero a la propuesta de David Leitch, que domina las coreografías de peleas con total eficacia. Es verdad que se roza lo increíble con demasiada frecuencia, pues solamente con alguno de los golpes propinados por Lorraine, o recibidos por ella, ya habría sido suficiente para dejar fuera de combate a cualquiera. Pero claro, eso limitaría mucho las escenas de acción, de ahí que pueden golpear a quien sea con cualquier objeto contundente que se levantará para recibir más. Incluso con algunas balas o unas cuantas cuchilladas, el malo de turno aún tendrá fuerzas para poner en peligro a nuestra heroína.
Es evidente que el director no busca la credibilidad. Todo el tinglado, con una buena banda sonora incluida, está enfocado al espectáculo. Es este cine de palomitas, infantil y sin imaginación que se ha adueñado de las taquillas, para deleite de espectadores sin muchas exigencias.
Por eso tampoco extraña demasiado que el argumento carezca de mucha profundidad. Se plantean solamente los parámetros más básicos para mantener cierto hilo argumental que sirva de soporte a las escenas de lucha. Pero incluso en productos tan marcadamente comerciales, hay detalles que no se explican demasiado bien por su torpeza, como hacer el relato en flashback, de manera que sabemos desde el primer momento que Lorraine va a sobrevivir a su aventura en Berlín. Con este fallo elemental se nos priva de toda la tensión que podría provocar no conocer el desenlace, con lo que las luchas y amenazas que se ciernen constantemente sobre la protagonista habrían tenido mucha más fuerza por la incertidumbre del desenlace.
Por si este error no fuera suficiente, el guión juega al despiste constantemente, creando dudas en todo momento sobre la identidad de un agente doble, hasta el punto de abusar del engaño en un final tan manipulador como confuso y cuya finalidad no es otra que alargar una incertidumbre poco convincente y regalarnos alguna secuencia de peleas y tiroteos extra. De nuevo, todo por el espectáculo.
En todo caso, el elemento clave de la película es Charlize Theron, que luce su atractivo indiscutible y demuestra que se le da tan bien machacar a incontables enemigos que representar el papel de mujer sensual con sus escenas de sexo con la agente francesa, la atractiva Sofia Boutella. Y es que, como se ve, la película no renuncia a tocar todos los elementos necesarios para que el espectáculo sea completo.
Si eres de los que acuden al cine a consumir productos sin ningún tipo de exigencia, si te gusta el espectáculo arrollador y no le buscas los tres pies al gato, Atómica será un entretenimiento más que aceptable. Para aquellos que esperan algo más, un film con contenido, con personajes que no sean meras caricaturas y con un argumento profundo, esta película no es para tí.
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