Guión: Sidney Lumet (Novela: Edwin Torres).
Música: Rubén Blades.
Fotografía: Andrzej Bartkowiak.
Reparto: Nick Nolte, Timothy Hutton, Armand Assante, Paul Calderon, Charles Dutton, Luis Guzmán, Jenny Lumet, Patrick O'Neal, Lee Richardson.
Cuando el teniente Mike Brennan (Nick Nolte) mata a un delincuente a sangre fría en plena calle, la fiscalía encarga al joven Al Reilly (Timothy Hutton) realizar la encuesta que deberá confirmar la declaración del teniente, que afirma que fue en defensa propia.
Distrito 34: corrupción total (1990) es una película bastante pesimista de un director consagrado como Sidney Lumet. Tal vez le falte un paso para poder situarlo en el Olimpo de Hollywood, pero es de esos realizadores sólidos que saben muy bien lo que hacen.
En este caso, una denuncia rotunda y sin concesiones sobre la corrupción policial y también política, donde hasta los aparentemente buenos han de realizar actos deshonestos, tal vez como mal menor, pero en todo caso diciendo muy poco acerca de instituciones tan importantes como la fiscalía, por ejemplo. La verdad es que lo que se cuenta en la película, aunque parezca difícil de creer, es algo por desgracia cierto, aunque nunca queramos terminar de convencernos de que la vida puede ser tan miserable. Y muchas películas que se acercan al tema suelen terminar con una nota de esperanza, con el bien imponiéndose. Pero Lumet, que además de dirigir la cinta firma también el guión, no solo no ofrece ningún madero al que podamos agarrarnos, sino que aún hunde más el dedo en la herida con un final desolador.
Nuestro protagonista, Al, dista mucho de ser un héroe. Más bien es una víctima, a nivel personal y profesional; de sus prejuicios, lo que le hizo perder al amor de su vida, Nancy (Jenny Lumet, hija del director) y de su inocencia profesional, metiéndose en un enredo que le supera por todos lados. Cuando finalmente descubra la realidad, será como si le hubieran disparado a quemarropa.
A Reilly le encargan llevar una investigación que debería ser un simple trámite. Pero en su afán de hacer lo correcto, Al mete las narices donde no debería y no solamente no se detiene ante los primeros indicios, sino que ahonda más y más, convencido en su inexperiencia de que puede sacar algo bueno de todo el asunto. Sin embargo, descubrirá un mundo que ni siquiera sospechaba, incluso a nivel familiar, y que lejos de poder arreglar termina viendo como le estalla en la cara. Ni siquiera en su último intento de hacer algo decente encontrará quien lo apoye.
Porque el mundo de corrupción que nos presenta Lumet no tiene más reglas que la supervivencia. No hay lealtades, solo una lucha desesperada de todos contra todos. Nadie se fia de nadie y solo sobrevive el más fuerte, aunque sea usando los medios más turbios.
Lo interesante es que Lumet no toma partido por ninguna causa ni por nadie. Todo el mundo tiene una razón para hacer lo que hace y el director no los juzga, solamente expone los hechos. Brennan, por ejemplo, lucha por limpiar las calles de basura y si tiene que cruzar alguna línea, cree que el resultado merece la pena. Reilly es un idealista y entendemos que el mundo debería funcionar tal y como él lo concibe. Pero la realidad es otra. El mundo no es bueno, ni justo, ni limpio. Y Reilly no podrá cambiarlo.
Distrito 34: corrupción total es un film policíaco bastante diferente a lo que habitualmente nos ofrece el cine. Tiene un enfoque muy verosímil y aunque el mundo que nos presenta es realmente desolador, nos lo muestra con valentía, tal y como es. Sin duda, una cinta muy interesante que al tiempo que nos atrapa en su enrevesada historia, sacude nuestras conciencias y nos hace reflexionar sobre una realidad muy triste y muy sucia.
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