El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 17 de agosto de 2023

Distrito 34: corrupción total


Dirección: Sidney Lumet.

Guión: Sidney Lumet (Novela: Edwin Torres).

Música: Rubén Blades.

Fotografía: Andrzej Bartkowiak.

Reparto: Nick Nolte, Timothy Hutton, Armand Assante, Paul Calderon, Charles Dutton, Luis Guzmán, Jenny Lumet, Patrick O'Neal, Lee Richardson.

Cuando el teniente Mike Brennan (Nick Nolte) mata a un delincuente a sangre fría en plena calle, la fiscalía encarga al joven Al Reilly (Timothy Hutton) realizar la encuesta que deberá confirmar la declaración del teniente, que afirma que fue en defensa propia.

Distrito 34: corrupción total (1990) es una película bastante pesimista de un director consagrado como Sidney Lumet. Tal vez le falte un paso para poder situarlo en el Olimpo de Hollywood, pero es de esos realizadores sólidos que saben muy bien lo que hacen.

En este caso, una denuncia rotunda y sin concesiones sobre la corrupción policial y también política, donde hasta los aparentemente buenos han de realizar actos deshonestos, tal vez como mal menor, pero en todo caso diciendo muy poco acerca de instituciones tan importantes como la fiscalía, por ejemplo. La verdad es que lo que se cuenta en la película, aunque parezca difícil de creer, es algo por desgracia cierto, aunque nunca queramos terminar de convencernos de que la vida puede ser tan miserable. Y muchas películas que se acercan al tema suelen terminar con una nota de esperanza, con el bien imponiéndose. Pero Lumet, que además de dirigir la cinta firma también el guión, no solo no ofrece ningún madero al que podamos agarrarnos, sino que aún hunde más el dedo en la herida con un final desolador. 

Nuestro protagonista, Al, dista mucho de ser un héroe. Más bien es una víctima, a nivel personal y profesional; de sus prejuicios, lo que le hizo perder al amor de su vida, Nancy (Jenny Lumet, hija del director) y de su inocencia profesional, metiéndose en un enredo que le supera por todos lados. Cuando finalmente descubra la realidad, será como si le hubieran disparado a quemarropa.

A Reilly le encargan llevar una investigación que debería ser un simple trámite. Pero en su afán de hacer lo correcto, Al mete las narices donde no debería y no solamente no se detiene ante los primeros indicios, sino que ahonda más y más, convencido en su inexperiencia de que puede sacar algo bueno de todo el asunto. Sin embargo, descubrirá un mundo que ni siquiera sospechaba, incluso a nivel familiar, y que lejos de poder arreglar termina viendo como le estalla en la cara. Ni siquiera en su último intento de hacer algo decente encontrará quien lo apoye. 

Porque el mundo de corrupción que nos presenta Lumet no tiene más reglas que la supervivencia. No hay lealtades, solo una lucha desesperada de todos contra todos. Nadie se fia de nadie y solo sobrevive el más fuerte, aunque sea usando los medios más turbios.

Lo interesante es que Lumet no toma partido por ninguna causa ni por nadie. Todo el mundo tiene una razón para hacer lo que hace y el director no los juzga, solamente expone los hechos. Brennan, por ejemplo, lucha por limpiar las calles de basura y si tiene que cruzar alguna línea, cree que el resultado merece la pena. Reilly es un idealista y entendemos que el mundo debería funcionar tal y como él lo concibe. Pero la realidad es otra. El mundo no es bueno, ni justo, ni limpio. Y Reilly no podrá cambiarlo.

Distrito 34: corrupción total es un film policíaco bastante diferente a lo que habitualmente nos ofrece el cine. Tiene un enfoque muy verosímil y aunque el mundo que nos presenta es realmente desolador, nos lo muestra con valentía, tal y como es. Sin duda, una cinta muy interesante que al tiempo que nos atrapa en su enrevesada historia, sacude nuestras conciencias y nos hace reflexionar sobre una realidad muy triste y muy sucia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario