El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 5 de agosto de 2023

Cielo de octubre



Dirección: Joe Johnston.

Guión: Lewis Colick (Autobiografía: Homer H. Hickam, Jr.). 

Música: Mark Isham.

Fotografía: Fred Murphy.

Reparto: Jake Gyllenhaal, Chris Cooper, Laura Dern, William Lee Scott, Chris Owen, Chad Lindberg, Natalie Canerday, Elya Baskin, Chris Ellis.

Cuando la URSS lanza el primer satélite al espacio en 1957, el Sputnik, el joven Homer Hickam (Jake Gyllenhaal) se queda fascinado con el acontecimiento y decide construir su propio cohete.

Basada en hechos reales, pues el guión está escrito a partir de la autobiografía del protagonista, Cielo de octubre (1999) cuenta una bonita historia de superación, determinación y esfuerzo para cumplir los sueños. A pesar de lo edulcorado que esto pueda sonar, Joe Johnston realiza un trabajo bastante contenido y solamente lo estropea algo en los minutos finales.

Lo mejor de la película transcurre sin duda en la primera parte, donde vamos conociendo a los protagonistas y se perfila el enfrentamiento entre Homer y su padre John (Chris Cooper), pues este desea que su hijo siga sus pasos y trabaje en la mina del pueblo. 

Para John, salvo el deporte, para el que Homer no está capacitado, no hay un destino mejor para su hijo. Pero Homer aspira a mucho más. En realidad, desea dejar atrás el pueblo de Coalwood, donde no hay futuro para él, pues Homer lo último que desea es trabajar en la mina. Al contrario, sueña con el espacio y con construir sus propios cohetes. Así que convence a sus amigos y empiezan a intentar poner en pie su meta.

El camino será complicado pues a la oposición de John, los cuatro amigos han de sumar su falta de recursos para financiar el proyecto y sus escasos conocimientos teóricos. Pero cuando uno tiene un sueño, como el de Homer, nada puede interponerse.

Es precisamente este inicio donde encontramos lo mejor de Cielo de octubre, con un discurso preciso y ágil del director, que además sabe darle unos toques simpáticos a muchos momentos que hacen del relato una historia original y muy divertida.

Sin embargo, el problema es que Johnston no es capaz de mantener este nivel a lo largo de toda la película, que poco a poco va perdiendo la frescura del comienzo derivando a terrenos más vistos y también con un desarrollo sin la gracia y la chispa del inicio. Así que el film se va haciendo poco a poco algo pesado, repitiéndose demasiado los enfrentamientos de John y Homer y echando en falta que el director hubiera optado por acortar una historia muy predecible ya.

Lo peor de todo, sin embargo, viene en los minutos finales, donde Joe Johnston es incapaz de evitar un tono sensiblero que, si bien es cierto que aporta algunas escenas muy bonitas, termina por convertir una historia alegre y fresca en un relato más empastado y demasiado orientado a emocionarnos como para que resulte natural.

En el reparto, destacaría especialmente a Chris Cooper, que ya ha demostrado sobradamente su buen hacer y aquí lo corrobora. En cambio, Jale Gyllenhaal es un actor que nunca me gustó y, si bien no está del todo mal, creo que le falta talento, lo que se nota en algunos momentos en los que no expresa nada con su mirada medio alelada.

Sin embargo, aún con el desliz del final, creo que Cielo de octubre en general es una bonita historia, bien contada, sobre un esfuerzo por labrarse un futuro más allá de las expectativas familiares. Es una bonita versión de esa idea del sueño americano que no cae en patriotismos baratos y sí que sabe enfocar el problema desde el lado humano. 

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