El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 20 de agosto de 2023

Callejón sin salida



Dirección: John Cromwell.

Guión: Oliver H. P. Garrett y Steve Fisher.

Música: Marlin Skiles.

Fotografía: Leo Tover (B&W).

Reparto: Humphrey Bogart, Lizabeth Scott, Morris Carnovsky, Charles Cane, William Prince, Marvin Miller, Wallace Ford, James Bell, George Chandler. 

Un hombre llamado Rip Murdock (Humphrey Bogart) entra en una iglesia escapando de la policía, allí le cuenta a un sacerdote (James Bell) el motivo de sus problemas.

Callejón sin salida (1947), una retorcida historia que guarda sus claves hasta el final, es otro ejemplo de la nutrida nómina de películas de cine negro clásicas tan interesantes como atractivas.

Callejón sin salida es una historia de lealtad, la de Rip por su compañero de armas, Johnny Drake (William Prince), que huye misteriosamente cuando iba a ser condecorado y, siguiendo sus pasos, Rip lo  encuentra en un depósito de cadáveres.

Descubre además que su amigo había confesado haber cometido un crimen en el pasado y a partir de ahí va conociendo a las personas implicadas en ese acontecimiento, como Coral Chandler (Lizabeth Scott), la viuda del hombre asesinado de la que Rip se enamora aún sin quererlo. 

Como suele ser habitual en este tipo de películas, el argumento se va complicando a medida que avanzamos pero, en el fondo, no importa demasiado. La finalidad de este tipo de películas no es servir una intriga que se despejará nítidamente, al estilo de los films policíacos, sino más bien mostrar un repertorio de tipos marginales, muchas veces lastimados sin piedad por su pasado, que se mueven en ambientes turbios sacando a relucir lo peor de la naturaleza humana. De hecho, el argumento de la cinta no es tan sólido como nos hubiera gustado y sirve básicamente para poder crear la intriga y el universo en que se mueven los personajes. En este sentido, Callejón sin salida es un ejemplo muy válido del género, pues no renuncia a ninguna de sus señas de identidad más típicas. 

Contada casi toda la historia en flash back por el protagonista, su voz en off domina casi toda la película y si bien aporta una nota trágica interesante, también es cierto que su tono resulta a veces algo rebuscado y pedante, de una teatralidad un tanto excesiva. Es el detalle en el que veo que la película ha acusado más el paso del tiempo.

Bogart interpreta de nuevo el personaje típico de su carrera, si bien choca un poco ver a un gerente de una compañía de taxis comportarse como si hubiera vivido toda su vida en los bajos fondos. Es un elemento del argumento que no me termina de convencer. A su lado, la hermosa Lizabeth Scott, de curioso parecido con Lauren Bacall, y que da vida a un mujer fatal de las más astutas que hemos visto en el género. No solamente juega con Rip a su antojo, sino que incluso a los espectadores, a pesar de las pistas que nos va dejando el relato, nos cuesta no creerla. O tal vez, como Rip, es que estamos deseando que nuestros temores sean infundados.

Sin duda, lo mejor de la película es el ambiente en el que pululan los personajes, los diálogos secos, cínicos y cargados de pólvora y en especial el misterio que envuelve al pasado de Johnny y que no descubriremos por completo hasta el último instante.

Sin llegar a situarse entre las mejores películas del género, sí que proporciona los suficientes ingredientes para considerarla una película bastante recomendable. 

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