El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 23 de agosto de 2023

En sus zapatos



Dirección: Curtis Hanson.

Guión: Susannah Grant (Novela: Jennifer Weiner).

Música: Mark Isham.

Fotografía: Terry Stacey.

Reparto: Cameron Diaz, Tony Collette, Shirley MacLaine, Mark Feuerstein, Ken Howard, Candice Azzara, Francine Beers, Norman Lloyd, Jerry Adler, Brooke Smith, Richard Burgi.

Maggie (Cameron Diaz) y Rose (Tony Collette) son dos hermanas completamente opuestas. Rose es responsable y trabajadora, pero no ha tenido mucha suerte con los hombres. Su hermana pequeña en cambio no tiene problemas para ligar, pero no trabaja y es totalmente irresponsable. Lo único que parece que tienen en común es que calzan el mismo número de zapatos.

En sus zapatos (2005) está presentada como una comedia y comienza como una comedia, pero al final es mucho más que una comedia.

El comienzo no es muy prometedor, con el personaje de Cameron Diaz haciendo una perrada tras otra a su hermana mientras luce sus espectaculares piernas. Afortunadamente, este primer acto es solo la presentación de los dos personajes principales, la base para que desde este punto de partida evolucionen a medida que avanza la historia.

Rose, responsable y protectora con Maggie, le ha ido perdonando sus innumerables tropiezos, su irresponsabilidad, sus borracheras... pero justo cuando parecía que tenía en sus manos una prometedora historia con un compañero de trabajo (Richard Burgi), se lo encuentra acostándose con Maggi. Es la gota que colma el vaso y provoca la separación de las hermanas.

Y es a partir de aquí cuando En sus zapatos empieza a enseñar sus cartas. Maggie se va a Florida para vivir a costa de una abuela (Shirley MacLaine), a la que ni conoce, pues no la ve desde que era muy pequeña. Pero en contacto con ella, empieza a sentar cabeza, encuentra un trabajo que le obliga a preocuparse de alguien que no sea ella misma y poco a poco va madurando.

Para Rose, su vida sufre un vuelco con el enfado y la partida de Maggie. Pierde interés por su trabajo y se toma su tiempo. Afortunadamente, empieza una relación con Simon (Mark Feuerstein), pero el vacío que le ha dejado Maggie se va haciendo más grande cada día. Porque a pesar del enfado, Rose no puede vivir sin su hermana.

Gracias a su abuela, el relato nos va adentrando en el pasado de las hermanas, que sufrieron la ausencia de su madre, que se suicidó siendo sus hijas unas niñas, y la de la abuela, expulsada de sus vidas por el padre (Ken Howard) de las niñas, que nunca se entendió con ella.

Es aquí cuando la historia nos brinda los mejores momentos, con un viaje emotivo y sincero a la infancia de las hermanas, sus recuerdos, sus carencias y su afecto mutuo por encima de todo. Es verdad que se corría el riesgo de caer en un empalagoso discurso, pero afortunadamente Curtis Hanson sabe llevar el relato con mano firme y evita en todo momento cagar excesivamente las tintas. Aún así, hay instantes realmente bonitos e intensos, donde la película se gana sus galones de un discurso serio sobre la fraternidad, la familia, las necesidades afectivas, la complicidad, el perdón y el respeto. 

Además, contamos con la magnífica Tony Collette, que le da un plus de autenticidad a su personaje. A su lado, Cameron Diaz, que explota su incuestionable belleza, pero que es mucho más que una figura bonita. Es fácil encasillar a mujeres así, pero creo que sería injusto no reconocer su talento y cómo consigue que su personaje pueda resultarnos insufrible desde su frivolidad inicial y conmovernos con su cambio más tarde de un modo absolutamente convincente.

Tal vez se le puede reprochar que Hanson no logra evitar un final demasiado previsible y escasamente imaginativo, cuya banalidad contrasta fuertemente con los momentos más inspirados. Pero es la única pega que le encuentro a una película que me ha sorprendido muy gratamente.

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