Dirección: Budd Boetticher.
Guión: Charles Lang, Jr. (Historia: Vernon L. Fluharty).
Música: Heinz Roemheld.
Fotografía: Burnett Guffey.
Reparto: Randolph Scott, John Carroll, Karen Steele, Valerie French, Noah Beery Jr., John Archer, Andrew Duggan, James Westerfield, John Litel, Ray Teal, Vaughn Taylor, Richard Deacon, H. M. Wynant.
Bart Allison (Randolph Scott) llega al pueblo de Sundown para matar a un tal Tate Kimbrough (John Carroll) y lo hace precisamente el día de su boda.
Nueva colaboración entre Budd Boetticher y Randolph Scott, que a lo largo de los años 50 del siglo pasado realizaron unos cuantos westerns de serie B que además lanzaron la carrera del actor.
Cita en Sundown (1957) se inscribe en esa nueva corriente del género donde las líneas entre el bien y el mal se confunden, los héroes son seres más atormentados que ejemplares y bajo las líneas argumentales se esconden a menudo segundas intenciones más allá de las evidencias.
Así, Bart Allison se descubre poco a poco como un hombre atormentado que no atiende a razones y que finalmente no tiene motivos para enfocar su odio solamente hacia Tate por haber tenido una relación con la mujer a la que amaba, pues esta lo había engañado con otros hombres y no era, por lo tanto, la persona a la que había idealizado. Allison ni siquiera es capaz de agradecer la ayuda que le prestan. Está tan carcomido por la furia que se ha vuelto una persona irracional.
Y el precio que pagará por su obcecación será la muerte de su amigo Sam (Noah Beery, Jr.), a quien no quiso escuchar cuando intentaba sacarlo de su error y que termina siendo una víctima de la testarudez de Bart y la vileza del shérif (Andrew Duggan).
Y en cambio Tate no parece tan malo como se presenta. Es verdad que sabemos que se aprovechó de las gentes de Sundown, pero cuando lo vemos en la intimidad parece más bien alguien débil, incluso cobarde, que oculta esos rasgos de su carácter bajo una capa de arrogancia realmente frágil.
Y de igual manera el retrato que nos ofrece Cita en Sundown de los habitantes del pueblo no es muy positiva tampoco: el shérif es cobarde y traidor, la mayoría han mirado para otro lado mientras Tate se hacía con el control del pueblo, bien por cobardía, apatía o interés, de manera que ahora son un pueblo avergonzado, sin amor propio. Afortunadamente, la llegada de Allison va a tener algo bueno para ellos: recuperarán el deseo de oponerse a la humillación y el servilismo y conseguirán expulsar a Tate.
Como vemos, una historia donde nada ni nadie es realmente como parece ser. Donde las razones de Bart están equivocadas cuando se miran con cierta objetividad. Sin duda, un enfoque realmente profundo de la naturaleza humana, sus miedos, sus dependencias, su avaricia y los pecados ocultos de una comunidad aparentemente tranquila.
Cita en Sundown no nos ofrece una imagen muy esperanzadora de la condición humana. De ahí su pesimismo y las escasas esperanzas que ofrece de cambio, pues Allison finalmente se marcha solo, parece que es incapaz de vivir en paz.
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