Dirección: Jeffrey Nachmanoff.
Guión: Jeffrey Nachmanoff.
Música: Mark Kilian.
Fotografía: J. Michael Muro.
Reparto: Don Cheadle, Guy Pearce, Saïd Taghmaoui, Neal McDonough, Alyy Khan, Archie Panjabi, Jeff Daniels, Raad Rawi, Hassam Ghancy.
Samir Horn (Don Cheadle) es un experto en explosivos que contacta con terroristas islámicos para venderles una partida. Pero en medio de la reunión es detenido y encarcelado en Yemen con la colaboración del FBI.
Traidor (2008) es un film de intriga interesante, pero que comete un error estúpido con el mismo título, que desvela la clave de la trama. Es como escribir una novela de misterio y titularla con el nombre del asesino que deberemos descubrir.
Dicho lo cuál, la película resulta un buen intento de aunar suspense con la trama política, describiendo con detalle la preparación de un atentado especialmente sangriento en territorio de Estados Unidos a cargo de integristas islámicos que recuerda tristemente al de las Torres Gemelas de Nueva York, salvo que se sustituyen los aviones por autobuses. De ahí que sea imposible tomarlo como una mera ficción. Como suele decirse, la realidad terminó superándola.
El gran mérito de la película es pues que sabemos que lo descrito puede llegar a pasar y además, el relato es enfocado desde el comienzo con la seriedad y el rigor necesarios para que nos olvidemos de que es una ficción. Todo el planteamiento busca el mayor grado de eficacia posible.
Incluso, los dirigentes musulmanes que están al frente de la operación no se presentan como fanáticos, sino que exponen sus razones con coherencia y aunque en el fondo sean asesinos, ellos encuentran motivos razonados para sus actos. No quiero decir con esto que la película justifique los atentados, sino que pretende mostrar el punto de vista de los asesinos con cierta frialdad.
Eso sí, también queda claro que su interpretación de las normas del Islam es bastante personal, no dudando en retorcer algunos preceptos a su conveniencia. Ello no es algo puesto ahí de manera caprichosa, sino que tiene una función muy clara: dar una imagen de la verdadera religión islámica alejada de los fanatismos, lo que queda muy claro en el discurso de Samir, para el que está claro que el Islam no promueve los crímenes y es una religión respetuosa con la vida.
Es de agradecer, por lo tanto, que Traidor escape de la tentación de delimitar a los buenos y a los malos nítidamente. En un alarde de realismo, nos muestra como en esa lucha entre Estados Unidos y los terroristas musulmanes nadie es del todo inocente y algunos actos, con terribles consecuencias, se asumen por los dos bandos.
El único inconveniente que le pongo a la cinta de Jeffrey Nachmanoff es muy común al cine actual: la manía de alargar las historias innecesariamente. Parece como si muchos de los directores actuales confundieran duración con calidad y se empeñan en hacer discursos tan largos que acaban jugando en su contra. Así, Traidor, que arranca de manera muy correcta, termina pasándonos factura con una parte intermedia que se extiende demasiado y en algunos momentos me exigía una pausa para recargar las pilas. Con una mayor concreción, creo que la historia habría quedado mucho más redonda.
Además, el desenlace tampoco resulta especialmente logrado, pues es previsible y un tanto decepcionante tras tanto tiempo de espera. Lo cuál no impide que podamos afirmar que es un película consistente, realizada con bastante sentido, sin caer en excesos o discursos triunfalistas, que pretende entretenernos al tiempo que nos muestra la cara interna de un movimiento terrorista especialmente peligroso.
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