El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 18 de agosto de 2023

El cisne negro



Dirección: Henry King.

Guión: Ben Hecht y Seton I. Miller (Novela: Rafael Sabatini).

Música: Alfred Newman.

Fotografía: Leon Shamroy.

Reparto: Tyrone Power, Maureen O'Hara, Laird Cregar, Thomas Mitchell, George Sanders, Anthony Quinn, George Zucco, Edward Ashley.

Indultado y convertido en gobernador de Jamaica, el pirata Henry Morgan (Laird Cregar) reúne a sus antiguos capitanes para que hagan cumplir la tregua entre Gran Bretaña y España. Pero no todos los corsarios estarán con Morgan, como el capitán Leech (George Sanders).

Hubo una época en que las películas de piratas eran un clásico del género de aventuras. Es difícil no acordarse de Errol Flynn, quizá el actor que mejor encarnó la figura del aventurero. Sin embargo, también confieso mi admiración por Tyrone Power, que nos demuestra en El cisne negro (1942) su innegable atractivo y un desparpajo cautivador.

Lo más característico de esta película es que, a pesar de tratarse de un film de piratas, no hay enfrentamientos de barcos en el mar. La gran batalla de la película tiene lugar en un ataque contra tierra. Y es que curiosamente, la historia se centra más en el romance entre el capitán Waring (Tyrone Power) y la hermosa Lady Margaret, una espléndida Maureen O'Hara, rebosante de encanto. Más que romance en sí, deberíamos hablar de acoso y derribo por parte de Waring, fascinado por la joven en cuanto la ve y convencido de que ella terminará amándolo. 

Es esa curiosa arrogancia del personaje de Tyrone Power algo que nos puede chocar al principio y más cuando abofetea a Lady Margaret por morderle cuando intentaba besarla o dejarla caer al suelo sin miramientos poco después. Sin duda, un cortejo un tanto peculiar, pero precisamente será la arrogancia de Waring, su insistencia, la pasión que demuestra sentir por la joven y su valor los que terminarán conquistando a Lady Margaret. Imagino que aquí debe funcionar esa inclinación de muchas mujeres por los tipos malos. En todo caso, la gracia y el atractivo de Tyrone Power explican el milagro de que una dama refinada termine en sus brazos.

Pero además, sus encuentros siempre son originales y llenos de fuerza, tanto por sus continuas peleas, raptos incluidos, como por la pasión de un Waring que nunca se rinde. Es especialmente hermosa y divertida la escena final, donde Lady Margaret le demuestra su amor devolviéndole sus arrogantes aseveraciones y sellándolas con el inapelable beso final.

Lógicamente, una película de aventuras no se ciñe exclusivamente al romance de los protagonistas. Entra en juego también una curiosa trama en la que los piratas se ponen al servicio de la corona británica y han de hacer frente a sus antiguos camaradas que han preferido seguir con su vida al margen de la ley. Y además, en otra vuelta de tuerca, será un caballero inglés, el pretendiente de Lady Margaret precisamente, Roger Ingram (Edward Ashley), quien se pase al bando enemigo movido por su avaricia.

Y gracias a esta trama asistimos a los momentos más agitados de la cinta, especialmente la refriega final, con el esperado duelo entre Waring y el pirata Leech, donde vemos otra nota original del argumento, pues normalmente el héroe en este tipo de aventuras parecía intocable e invencible, pero Waring tiene un punto de vulnerabilidad que se demuestra cuando Leech lo hiere en el duelo, si bien lógicamente vencerá nuestro protagonista.

Con una maravilla música a cargo de Alfred Newman, un compositor mayúsculo que recibió nada menos que 45 candidaturas a los Oscar a lo largo de su carrera, incluida esta película, y una certera, sencilla y eficaz narración de Henry King, especialista en este tipo de cintas, El cisne negro es un espectáculo maravilloso de principio a fin, dinámico, divertido, épico y romántico. No se puede pedir nada más ni nada mejor.

En la actualidad, el género reverdeció con la saga de Piratas del Caribe, pero ya no es lo mismo, se ha perdido la magia de aquellas películas, un encanto que parece imposible de repetir. 

La película ganó el Oscar a la mejor fotografía en color.

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