El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 19 de agosto de 2023

El jardín del diablo



Dirección: Henry Hathaway.

Guión: Frank Fenton (Historia: Fred Freiberger y William Tunberg).

Música: Bernard Herrmann.

Fotografía: Milton Krasner y Jorge Stahl, Jr.

Reparto: Gary Cooper, Susan Hayward, Richard Widmark, Hugh Marlowe, Cameron Mitchell, Rita Moreno, Victor Manuel Mendoza.

Mientras aguardan a que el barco que les llevaba a California repare una avería, tres de sus pasajeros, a los que se suma un mexicano, deciden ayudar a una mujer, Leah (Susan Hayward), a rescatar a su marido (Hugh Marlowe) atrapado en una mina de oro.

El jardín del diablo (1954) es un western que se escapa del desarrollo típico de esta clase de aventuras, pues se enfoca más al retrato psicológico de los personajes que a la acción.

La película cuenta el viaje de los cinco protagonistas hasta la mina, donde encuentran herido al marido de Leah y emprenden el regreso acosados por los apaches. Por lo tanto, es un film donde no prima precisamente la acción, salvo en unos concretos minutos al final de la película, y con ello el guión ha de ser muy preciso para que la historia no caiga en la repetición y el aburrimiento. Y la verdad es que no lo consigue, pues a pesar de los esfuerzos en "amenizar" el viaje con diversos incidentes, la película termina siendo repetitiva y un tanto imprecisa a la hora de profundizar en los personajes, y ahí reside su principal debilidad. Porque los protagonistas son definidos de un modo excesivamente esquemático, sin matices; así, de Fiske (Richard Widmark) solamente conoceremos que es un jugador un tanto cínico y que al final mostrará un signo de nobleza, si bien nunca se comprenderán realmente sus razones para ello. Es más, es un personaje bastante pasivo y que no aporta demasiado al desarrollo de la trama, salvo en el desenlace.

Por su parte, Leah se presenta como una mujer manipuladora, que consigue lo que quiere con su atractivo poder sobre los hombres. Pero es algo que manifiesta su esposo sin que el argumento tampoco nos ofrezca una justificación aceptable.

Sobre el personaje de Gary Cooper, Hooker, reina el misterio durante toda la película sobre su pasado, lo que despierta cierta curiosidad, pensando tal vez que se desvele algo importante para la historia. Pero nada de eso sucede. Solamente le confiesa a Leah que en el pasado fue shérif, sin que ello importe demasiado. Lo único que finalmente descubrimos de él es que es una buena persona que terminará junto a Leah, lo cuál tampoco viene precedido ni de un romance abierto ni de la más mínima explicación. Parece más bien una típica concesión al final feliz que parecía exigir que ambos terminaran juntos.

Y tampoco el tema principal, que sería la avaricia de los hombres que acuden a ayudar a Leah pensando en enriquecerse con el oro de la mina, queda muy convincentemente explicado. Se entiende el esfuerzo del guión en subrayar esa idea, pero el mensaje finalmente nos llega carente de la profundidad y del dramatismo necesarios para que resulte un eje importante del relato.

En resumen, una película sin duda con buenas intenciones pero que a la hora de ponerlas en pie peca de vaguedad y superficialidad. No llega a aburrir del todo por la dinámica del viaje y el acecho de los apaches, que crea la suficiente tensión como para mantenernos atentos, pero resulta finalmente un film algo estereotipado y sin nada especialmente memorable, salvo quizá el reparto.

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