El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 27 de junio de 2023

Algo de qué hablar



Dirección: Lasse Hallstrom.

Guión: Callie Khouri.

Música: Hans Zimmer y Graham Preskett.

Fotografía: Sven Nykvist.

Reparto: Julia Roberts, Dennis Quaid, Robert Duvall, Gena Rowlands, Kyra Sedgwick, Brett Cullen, Haley Aull, Anne Shropshire, Muse Watson. 

Cuando Grace (Julia Roberts) descubre que su marido Eddie (Dennis Quaid) la engaña, lo abandona y se refugia en casa de sus padres. Sin embargo, ahí no encontrará la ayuda que necesita.

Algo de qué hablar (1995) afronta el tema de la infidelidad con cierto rigor, escapando de dramatismos excesivos y enfocando el tema con algunas dosis de humor que le sientan bastante bien a la historia. 

Además, no se limita al tema de la crisis matrimonial ocasionada por las aventuras del marido, sino que la historia también tiene el acierto de extenderse a otros campos muy interesantes, como los sueños de Grace que quedaron sin realizar a causa de su matrimonio y que ahora se vuelve a plantear con fuerza. Grace comprende que desea tomar las riendas de su vida para no tener que reprocharse nada en el futuro, así que decide retomar sus estudios. 

Pero al mismo tiempo, la separación de su marido le lleva a enfrentarse con la educación recibida, donde parece que una buena esposa ha de priorizar temas como sus hijos o el evitar habladurías, y si para ello ha de perdonar algunos deslices de su esposo, así ha de hacerse.

Las intenciones, como se ve, parecen excelentes, pero el problema es que su desarrollo no termina de funcionar. Por un lado, la historia transcurre de manera rutinaria, sin nada realmente excepcional, en parte quizá por la elección de guiar el drama por terrenos tranquilos, manteniéndolo bajo control. Con ello se consigue un discurso apático, demasiado convencional como para despertar pasiones.

Pero además, se respira un aire demasiado moralista, de manera que el guión no se atreve a romper con lo convenientemente correcto y termina llevando el desenlace al terreno que defendían los padres de Grace. De esta manera, con la reconciliación por un lado de los padres de Grace, algo que en cierto sentido se comprende, pero también la Grace y Eddie, menos entendible, se echan por tierra los planteamientos iniciales. Parece que la guionista opta por ofrecernos un final feliz, pero el problema es que desde mi punto de vista el verdadero final feliz consistía en que Grace rehiciera su vida lejos de Eddie y afianzara su libertad e independencia.

Sobre el reparto, nada que objetar. Julia Roberts es una actriz maravillosa que solamente con una mirada lo expresa todo y además contamos con la presencia de Robert Duvall, Gena Rowlands y Kyra Sedgwick con lo que el elenco ofrece garantía absoluta.

Algo de qué hablar es un film interesante, además de ir ganando fuerza conforme avanza la historia, pero no termina de cuajar y se queda en un terreno intermedio entre el drama y la crítica social, el planteamiento avanzado y el apego a lo más convencional. El resultado es demasiado blandito y algo decepcionante.

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