El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 20 de junio de 2023

Ruby Sparks



Dirección: Jonathan Dayton y Valerie Faris.

Guión: Zoe Kazan.

Música: Nick Urata.

Fotografía: Matthew Libatique.

Reparto: Paul Dano, Zoe Kazan, Antonio Banderas, Annette Bening, Steve Coogan, Elliott Gould, Chris Messina, Alia Shawkat.

Calvin (Paul Dano) es un escritor que logró un gran éxito con su primera novela pero, desde entonces, no ha logrado escribir nada más. Cuando su terapeuta (Elliott Gould) le encarga que escriba al menos una página para él sobre alguien a quién le guste su perro, Calvin empieza a soñar con una joven y parece volverle al inspiración.

Ruby Sparks (2012) es un descubrimiento, una de esas joyas escondidas que aparecen de pronto, como un tesoro, y solamente lamentas no haberla descubierto antes.

Para aquellos que piensan que las comedias románticas se repiten sin muchas variaciones, Ruby Sparks viene a demostrar que con talento se pueden crear obras maravillosas, que no todo está inventado. Y Zoe Kazan, además de ser una actriz encantadora, demuestra con este guión que tiene talento, imaginación y una preciosa sensibilidad.

Ruby Sparks es como un cuento, un hermoso e idealizado cuento romántico. Pero lo importante, lo curioso, es que refleja la realidad de las relaciones de pareja de manera mucho más veraz que la mayoría de los films serios y reflexivos que intentan acercarse al tema.

La historia es tan sencilla como mágica: Calvin, un tipo solitario y con serios problemas para relacionarse con la gente, está atrapado en una crisis creativa que dura ya más de lo aconsejable. No tiene ideas y su primera novela parece que puede ser también la última. Sin embargo, cuando su terapeuta le invita a que le escriba algo para él, algo rematadamente malo, a Calvin parece volverle la inspiración... en sueños. Porque soñando se inventa a una joven, Ruby Sparks (Zoe Kazan), hecha a imagen y semejanza de lo que él habría deseado, una joven alegre, feliz, cariñosa, inteligente y hermosa. Y de repente, Calvin no puede parar de escribir su fantasía y en sus líneas vive esa vida perfecta con la que soñaba y que la realidad le había negado. 

Pero, un día, sucede algo inesperado: Ruby, el fruto de sus sueños románticos, cobra vida y está ahí, de pie frente a él, en su casa. Es imposible, claro, pero está ahí y no solo puede verla él, sino todo el mundo. Ruby se ha vuelto real.

Comienza así la historia de amor soñada por el escritor, un amor perfecto, auténtico y que lo colma de felicidad. Sin embargo, el amor es complicado. Incluso en los sueños. Todos hemos vivido el enfriamiento de una relación tras esa etapa inicial mágica y maravillosa. La rutina, las tareas cotidianas, las obligaciones... el amor se desgasta y de pronto Ruby parece sentirse como vacía, cansada. Busca su espacio, necesita vivir su propia vida más allá de Calvin y él teme entonces perderla. Y traiciona la promesa que se había hecho de no seguir escribiendo sobre Ruby para vivir su amor sin condicionantes, porque Calvin ha descubierto que, como creación suya, podría hacer que Ruby se comportara como él quisiera.

Pero el temor a perderla es demasiado terrible y Calvin moldea a Ruby para evitarlo. Pero entonces algo empieza a fallar. Calvin comprende que no es posible "ordenar" el comportamiento de Ruby. Cada rasgo que le añade la estropea, se vuelve en su contra de manera automática. Si quieres a alguien, déjalo libre. Y es lo que termina comprendiendo Calvin y por amor hacia Ruby, la libera y entonces ella desaparece de su vida. Su creación ha muerto.

Lógicamente, el final volverá a componer las cosas, porque estamos en una comedia y el mensaje ha de ser positivo. Lo hermoso del cuento es que el desenlace es aún más mágico casi que la aparición de Ruby. Y es que Zoe Kazan ha logrado escribir una historia plena de agudeza, de precisión y de fantasía que nos enamora.

Pero además el guión sabe analizar los problemas del amor, sus obstáculos, con una precisión de cirujano, y así en la creación perfecta de Calvin aparecen los inevitables celos, la posesividad, el aburrimiento, la importancia de que Ruby se desarrolle libremente, porque sino ella y Calvin serían la misma persona. Y no es sencillo lidiar con los miedos, como le sucede a Calvin: ha creado a la mujer perfecta en sus sueños, pero la realidad está poniendo en peligro la única relación que considera perfecta. En el fondo, Calvin ha de aprender a querer a la gente por cómo es, no por cómo le gustaría que fue fuera. Cuando finalmente lo entiende y le da a Ruby la independencia, al fin parece que empieza a entender la mecánica de las relaciones humanas. Calvin está listo para vivir de verdad.

Sabiendo que Jonathan Dayton y Valerie Faris, los directores, fueron los responsables de Pequeña Miss Sunshine  (2006) no es de extrañar que Ruby Sparks sea tan maravillosa. Tiene el ritmo perfecto y es elegante y eficaz en cada secuencia, expone los hechos con una frescura admirable y especialmente la primera parte, cuando Calvin "inventa" a Ruby y es feliz en los primeros momentos juntos, resulta realmente mágica y sorprendente.

Quizá esta fantasía maravillosa se agrieta un poco con toda la parte en la casa de la madre de Calvin, porque se rompe el clima íntimo de la relación de pareja, pero de nuevo recuperan el pulso con la segunda parte, más triste, pero auténtica a la hora de relatar los problemas de convivencia de cualquier pareja, hasta llevarnos a un final realmente sublime. 

Además, Zoe Kazan me parece una actriz con algo especial, al menos para mí. Es una mujer que me transmite alegría, frescura, vitalidad. Cada vez que está en pantalla te contagia todas sus emociones como por arte de magia, desde la risa al llanto. Es de esas mujeres que parecen irradiar algo especial y contagioso. Por cierto, en la vida real es pareja de Paul Dano, un actor que ya había hecho un trabajo admirable en la citada Pequeña Miss Sunshine y que no ha hecho sino confirmar los mejores augurios con cada nueva película, convirtiéndose en uno de los mayores talentos de su generación.

En resumen, no se pierdan esta comedia romántica por nada del mundo. Es una auténtica maravilla que me ha hecho disfrutar como hacía tiempo que no me pasaba con una película.

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