Dirección: Walter Lang.
Guión: Phoebe y Henry Ephron (Obra: William Marchant).
Música: Cyril J. Mockridge.
Fotografía: Leon Shamroy.
Reparto: Spencer Tracy, Katharine Hepburn, Gig Young, Joan Blondell, Dina Merrill, Sue Randall, Neva Patterson, Harry Ellerbe, Nicholas Joy.
Un importante canal de televisión decide informatizar el departamento de consultas y para ello contrata a Richard Summer (Spencer Tracy), un prestigiosos ingeniero electrónico.
Su otra esposa (1957) es la octava colaboración de Spencer Tracy y Katharine Hepburn, que solamente volverían a trabajar juntos una vez más en Adivina quién viene esta noche (Stanley Kramer, 1967), pues Tracy moriría al poco tiempo de terminar el rodaje. Y sin duda es una comedia agradable de ver, sobre todo por la presencia de los dos protagonistas, pero sin que el argumento resulte demasiado interesante ni original en su desarrollo.
La historia gira en torno a la informatización de una gran compañía y el miedo que supone para el personal, pues temen que las máquinas terminen por sustituirlos. Un tema que seguramente tenía más interés justo en esa época, pero que en la actualidad resulta un tanto desfasado y más viendo cómo eran los ordenadores entonces. Además, el guión intenta hacer un arreglo salomónico de manera que mientras se alaban los beneficios de la mecanización, se muestran también las carencias y limitaciones de la máquina, de manera bastante torpe, y las virtudes de los humanos; así que se asegura que los trabajadores no serán despedidos y seguirán siendo tan necesarios o incluso más que antes de la implantación de los ordenadores, afirmándose, quiero creer que sin maldad, que incluso sería necesario contratar a más personal a raíz de la llegada de las máquinas, algo que hoy en día sabemos que es totalmente falso.
Quizá por ocuparse del tema laboral, la comedia deja un poco de lado el asunto romántico, de manera que la relación entre Spencer Tracy y Katharine Hepburn es estrictamente profesional, de ahí que resulte bastante precipitada la secuencia final en la que ambos se prometen en matrimonio pues, aunque era algo absolutamente previsible, no se había dedicado ni un minuto a plantearlo a lo largo del film.
En cuanto al tono de la comedia en sí, tampoco es demasiado brillante. De entrada, a la película le cuesta un poco arrancar; es cierto que en cuanto entra en materia disfrutamos de algunos buenos momentos, en especial cuando Richard Summer se queda a cenar en casa de Bunny (Katharine Hepburn), quizá el mejor momento de toda la película. Pero si tenemos que valorar Su otra esposa por la cantidad de momentos realmente brillantes no lograría una buena nota.
Lo mejor es la presencia de Tracy y Hepburn, una pareja que en la vida real vivió un intenso romance, lo que explica el buen número de películas en las que compartieron protagonismo. Sin duda, dos de los mejores actores de la historia y ello basta para que nos demos el placer de disfrutar de su talento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario