El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 25 de junio de 2023

Space Cowboys



Dirección: Clint Eastwood.

Guión: Ken Kaufman y Howard Klausner.

Música: Lennie Niehaus.

Fotografía: Jack N. Green.

Reparto: Clint Eastwood, Tommy Lee Jones,  Donald Sutherland, James Garner, James Cromwell, Marcia Gay Harden, William Devane, Loren Dean, Courtney B. Vance, Rade Sherbedgia, Barbara Badcock.  

Al averiarse un satélite ruso con una tecnología muy antigua, la NASA tiene que recurrir al ingeniero que la diseñó, Frank Corvin (Clint Eastwood). 

Space Cowboys (2000) es un film de corte clásico, sin que ello sea necesariamente un elogio, pues a su impecable narrativa hay que sumarle un relato tan apegado a los cánones que resulta tremendamente predecible, con todos esos trucos y detalles que hemos visto mil veces anteriormente.

La primera píldora que debemos tragarnos es la de cuatro carrozas que serán enviados al espacio a una peligrosa misión. Es verdad que tal y como lo plantea el argumento, resulta relativamente convincente la necesidad de enviar a estos veteranos, pero aún con esas el planteamiento requiere mucha buena fe por nuestra parte.

A partir de ahí, nada realmente que no hayamos visto antes. Por ejemplo, tenemos la enemistad de Frank con el jefe del proyecto, Bob Gerson (James Cromwell), que ejerce el consabido rol de malo de la película. Para añadir algo de pimienta, se instalan viejas discrepancias entre Frank y su compañero William (Tommy Lee Jones) y que ambos resolverán con las típicas puyas en lugar de sincerarse abiertamente, pero quedará realmente claro que ambos se aprecian y se quieren, aunque no puedan manifestarlo abiertamente por eso del orgullo del macho.

La misión sufrirá múltiples complicaciones desde el principio que los cuatro protagonistas han de superar y que, evidentemente, superarán. Se creará una rivalidad con los jóvenes pilotos, más preparados pero sin la clase de los veteranos, por supuesto. Y tampoco puede faltar el romance, aunque resulte demasiado forzado, pero es imprescindible para añadir una buena dosis de emoción a los minutos finales.

Tampoco la misión ha de ser demasiado sencilla, así que se añade una desagradable sorpresa que descubren demasiado tarde pero que resulta imprescindible para crear el necesario drama final que incluye, claro está, un sacrificio heroico.

Son tantos los lugares comunes del guión que desde el principio el desarrollo parece telegrafiado de tal manera que se pierde cualquier factor sorpresa. Si eso ya es de por sí un lastre importante, habremos de sumarle un desarrollo bastante convencional, sin nada especialmente destacable, ni diálogos ni situaciones, de manera que asistimos a una aventura muy poco estimulante. Es verdad que el final resulta bastante intenso, pero como no es complicado predecir el resultado, simplemente sentimos cierta emoción por ver cómo se resuelve, pero sin esperar nada sorprendente.

Tampoco a nivel interpretativo podemos destacar nada especial. Lógicamente, con un reparto así no hay que sorprenderse al ver que todos cumplen con eficacia, aunque tampoco es que los papeles requieran nada realmente especial, sencillamente, con la clase de los protagonistas el trabajo sale solo.

Creo que hemos de ser sinceros y no porque esté al frente Clint Eastwood, que es verdad que tiene otras películas muy buenas, tendremos que deshacernos en elogios hacia un film bien filmado, con unas escenas en el espacio preciosas, pero que en esencia no ofrece nada realmente original.

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