Dirección: Philippe Lioret.
Guión: Philippe Lioret, Emmanuel Courcol y Christian Sinniger.
Música: Nicola Piovani.
Fotografía: Patrick Blossier.
Reparto: Sandrine Bonnaire, Philippe Torreton, Grégori Derangère, Emilie Dequenne, Anne Consigny, Martine Sarcey, Nicolas Bridet, Marie Rousseau.
Camille (Anne Cosigny) viaja a la isla de Ouessant para vender la casa familiar. Esa tarde, entre el correo, descubre un libro que cuenta una historia que se remonta a la época en que nació.
El título en castellano de L'équipier, que traducido literalmente sería El compañero, creo que le va mejor a la película que el original, pues la llegada de Antoine (Grégori Derangère) a la Bretaña se asemeja mucho a la de un extranjero.
El extraño (2004) cuenta muchas historias que convergen todas en Antoine, un relojero veterano de la guerra de Argelia que llega como farero a una isla remota, donde no es recibido precisamente de manera amistosa. Por un lado, porque el puesto que ocupa iba a ser para el hijo de otro farero, con lo que no sienta nada bien que le haya usurpado el puesto. Pero tampoco es bien acogido por una comunidad cerrada, recelosa de todo lo que no pertenezca a ella. Es el mal común, o lo era en la época en que transcurre el relato, los años sesenta del pasado siglo, de los pueblos aislados, encerrados sobre sí mismos, que llegan a desarrollar un sentido de identidad tan fuerte, y de desconfianza y miedo a lo foráneo, que excluye a todo el que no pertenezca a su comunidad.
A pesar de todo, Antoine se muestra paciente con los desaires que sufre constantemente y con amabilidad y esfuerzo logrará hacerse respetar por Yvon (Philippe Torreton), su compañero en el faro. El problema es que Antoine y Mabé (Sandrine Bonnaire), la esposa Yvon, se enamoran perdidamente, lo que no pondrá las cosas más fáciles para él.
Con una puesta en escena sencilla, pero no precisamente destacable, Philippe Lioret desarrolla el drama de El extraño sin artificios, dejando que los acontecimientos vayan marcando el desarrollo de la historia, que va cobrando intensidad lentamente, desde los recelos del principio por la llegada de Antoine hasta las envidias y odios, que terminan explotando en violencia física, y la consumación de la pasión que va prendiendo entre Antoine y Mabé.
Lioret evita los discursos apasionados y deja que el amor de los protagonistas se manifieste en sus miradas, en constante búsqueda. Y del mismo modo ocurre con la relación entre Yvon y Antoine, que desde el rechazo inicial del primero se va transformando en camaradería a base de pequeños gestos banales. No hay pues nada grandioso o especialmente pasional, sino que el director opta por la mesura. Por eso choca un tanto el desenlace, donde quizá se deja llevar por un esfuerzo, creo que innecesario, por dotar al final de un dramatismo que corone la historia por todo lo alto y lo que consigue más bien es algo un excesivamente teatral.
También se puede argumentar que esta manera un tanto fría de contar la historia provoca cierto distanciamiento con lo que sucede y que se puede comprobar bastante bien en el personaje de Antoine, cuya pasividad en muchos momentos resulta algo extraña.
Sin ser un drama especialmente notable, El extraño al menos afronta con honestidad los temas que trata, como por ejemplo el de la guerra de Argelia, donde queda claro que el comportamiento del ejército francés fue todo menos honorable. O los vicios de una comunidad cerrada y todo el mar de fondo que se va generando en ella, con envidias y deseos reprimidos. Estamos pues ante una propuesta muy interesante que invita a muchas reflexiones.
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