Dirección: Paul Brickman.
Guión: Paul Brickman.
Música: Tangerine Dream.
Fotografía: Reynaldo Villalobos y Bruce Surtees.
Reparto: Tom Cruise, Rebecca De Mornay, Joe Pantoliano, Bronson Pinchot, Nicholas Pryor, Janet Carroll, Curtis Armstrong, Shera Danese, Raphael Sbarge.
Mientras sus padres están de viaje, la vida de Joel (Tom Cruise) dará un vuelco al conocer a Lana (Rebecca De Mornay), una prostituta.
1983 es un año importante en la carrera de Tom Cruise. Junto a Risky Business, su primer éxito como protagonista, también interpreta Rebeldes, de Ford Coppola, encauzando su carrera con paso firme.
Risky Business es la típica comedia de adolescentes que se enfrentan al paso de la adolescencia a la edad adulta, con todo lo que conlleva. En esta ocasión, el protagonista es un joven bastante responsable que intenta entrar en una buena universidad pero al que las cosas se le complican cuando conoce a Lana, una prostituta con la que pasa una noche.
Todo habría quedado en una cana al aire sino fuera porque Lana se lleva un objeto valioso como pago de sus servicios y cuando Joel intenta recuperarlo empezará a ver como se le complica la vida sin remedio.
Al final, el aprendiz de empresario se "graduará" con nota en el mundo de los negocios aprovechado la inestimable colaboración de Lana y sus "amigas" para que el joven reúna el dinero necesario para reparar el Porsche de su padre (Nicholas Pryor).
Lógicamente, al tratarse de una comedia hemos de aceptar ciertas incongruencias del guión como más o menos normales, siempre que mantengan el argumento en ciertos límites tolerables. Porque sino, tendríamos que reconocer que el argumento de esta cinta está entre lo absurdo y lo surrealista, como cuando saquean la casa de Joel y este ha de recuperar e instalar los muebles en lo que dura el trayecto de sus padres del aeropuerto a casa.
Salvando este pequeño escollo, el principal inconveniente que le encontré a la película es su falta absoluta de ritmo. Las escenas parecen avanzar a trompicones, los diálogos son a menudo insustanciales y cuando esperas una réplica aguda te encuentras con una ausencia total de gracia. Buena parte de la culpa hemos de achacarla a Paul Brickman, tanto en su labor como director como en la de guionista; y es que en ninguna de las dos facetas se muestra realmente inspirado.
Otro defecto del guión es la falta de profundización en los personajes. Vale que estamos en una comedia y la esencia no es plantear grandes conflictos, vale que puede que los secundarios no sean importantes para el núcleo de la historia, pero es ni siquiera Joel o Lana están bien perfilados y además, todo el argumento se mueve en terrenos muy poco originales, con lo que no hay nada especialmente memorable en toda la película.
Eso sí, al menos Brickman tiene el buen gusto de arropar la cinta con una estupenda banda sonora gracias a la cuál podemos disfrutar de algunos buenos momentos, sobre todo mientras escuchamos a Phil Collins ("In The Air Tonight"), Journey ("After The Fall") o Bob Seger ("Old Time Rock And Roll"). Para los amantes de la música de los ochenta es todo un regalo.
En resumen, que esperaba mucho más de esta comedia que, sinceramente, terminó aburriéndome en muchos momentos. Eso sí, para Tom Cruise fue un punto importante en su carrera, que se irá perfilando en torno a su atractivo en los años siguientes hasta asentarlo como una de las estrellas más importantes de Hollywood.
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