Dirección: Sacha Gervasi.
Guión: John J. McLaughlin (Libro: Stephen Rebello).
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Jeff Cronenweth.
Reparto: Anthony Hopkins, Helen Mirren, Scarlett Johansson, James D'Arcy, Jessica Biel, Toni Collette, Danny Huston, Michael Stuhlbarg, Kurtwood Smith, Richard Portnow, Michael Wincott.
Tras finalizar Con la muerte en los talones (1959), Alfred Hitchcock encuentra en una novela de Robert Bloch el material necesario para hacer su próxima película, que romperá con lo que todos esperan de él.
Cuando vemos una película biográfica lo primero que suelo preguntarme es cuánto de verdad hay en lo que se cuenta, porque indudablemente queremos ver un relato verídico, lo más exacto posible. No es como si estuviéramos viendo un documental, claro está, pero debería acercarse a esa idea.
Sinceramente, viendo Hitchcock (2012) tenía la sensación de estar viendo una auténtica patraña, con todos los elementos de una historia romántica cualquiera con la única diferencia del añadido de un apellido famoso.
Como no tengo detalles de la vida privada del director, tengo que conservar ciertas dudas sobre si mis temores de que su biografía es un cuento chino sean ciertos, pero es que el resultado es tan ridículo y sigue tan fielmente ciertas pautas vistas miles de veces que no consigo desterrar mis temores.
Tengo la sensación de que se han juntado ciertos datos por todos conocidos acerca del director, como su obsesión por las rubias, por ejemplo, y se ha hecho una mezcla artificialmente dosificada para crear un relato con los ingredientes necesarios para que resulte atractivo: celos, dudas creativas, dificultades financieras, oposición de la censura y finalmente, en lo que parece una concesión a esa "obligación" de seguir ciertas directrices morales, hacer de la esposa del director un personaje tan importante como el propio Hitchcock a la hora de crear sus películas.
Para empezar, me choca terriblemente la historia de celos del director hacia su esposa Alma (Helen Mirren) por colaborar con un escritor (Danny Huston), pero aún aceptando que pudiera ser así, el comportamiento infantil de Hitchcock es realmente asombroso. Con este y otros detalles, el resultado es una imagen del director cercana a la caricatura, de una persona tremendamente infantil y caprichosa.
Parece que la intención de todo ello sea potenciar la imagen de una esposa seria, responsable y mucho más inteligente, que no solo es el apoyo sin el que Hitchcock no tendría fuerzas para sus proyectos, sino que incluso la presentan dirigiendo algunas escenas de Psicosis (1960). ¡Alucinante! Me parece que esa tendencia de darle relevancia a los personajes femeninos a toda costa roza aquí el puro esperpento.
Además, la relación de Hitchcock y Alma acaba por acaparar todo el interés, con lo que la realización de Psicosis, las relaciones con las actrices y cualquier otro aspecto relacionado con esos años en la vida del director quedan en un triste segundo plano. No se trata de un film sobre Alfred Hitchcock, sino en una historia de celos que en un matrimonio de sesenta años resulta casi ridículo.
Pero además, se van añadiendo detalles para arropar la historia, como si el material con el que cuentan no fuera suficiente, y así aparecen las fantasías del director con el asesino que inspiró la novela de Bloch y que tampoco terminan de aportar nada interesante a la biografía del cineasta, sino que son mero atrezo sensacionalista.
Incluso la manera de retratar a algún personaje, como a Anthony Perkins, por ejemplo, se acerca más a una pintura de trazos gruesos llena de tópicos que a algo medianamente profundo.
El resultado es un film que de biografía parece tener muy poco y que se parece más a un intento de vendernos algo prefabricado, moralmente correcto, superficial y estúpido. Lamentable.
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