El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 1 de junio de 2023

Sólo una noche



Dirección: Massy Tadjedin.

Guión: Massy Tadjedin.

Música: Clint Mansell.

Fotografía: Peter Deming.

Reparto: Keira Knightley, Sam Worthington, Eva Mendes, Guillaume Canet, Griffin Dunne, Stephanie Romanov, Scott Adsit, Daniel Eric Gold, Steve Antonucci. 

Al conocer a Laura (Eva Mendes), la nueva compañera de trabajo de su marido Michael (Sam Worthington), Joanna (Keira Knightley) se enfada con él convencida de que Michael se siente atraído por ella. Al día siguiente, mientras Michael está ausente por trabajo, Alex (Guillaume Canet), su antiguo amor, se presenta de visita y queda con ella esa noche.

En medio de un cine actual tendente a las películas de acción y de superhéroes es de agradecer una propuesta tan diferente como Sólo una noche (2010), donde se afronta el tema de las relaciones de pareja y el peligro de la infidelidad de una manera bastante seria, sin buscar el enfoque morboso o efectista, sino intentando que el relato sea lo más sincero y profundo posible.

Y Massy Tadjedin, que debuta como directora con esta cinta, está cerca de conseguir sus propósitos. Para empezar, su puesta en escena es sumamente sencilla, pero al mismo tiempo elegante, de manera que no resta protagonismo a lo esencial de la película pero sí que le da un contexto hermoso. Además, creo que la elección de los actores resulta bastante acertada. Keira Knightley, con su peculiar encanto, es una actriz sólida y le da a su personaje una entidad incuestionable, lo mismo que Guillaume Canet, que desprende encanto de manera natural. Sam Worthington, sin embargo, es menos eficaz en su trabajo y encuentro que solo aporta un atractivo evidente, pero sin demasiado carisma. En cuanto a Eva Mendes está claro que encaja a la perfección como objeto del deseo de Michael, pues su atractivo resulta más que evidente.

En cambio, donde encuentro que la película flojea más es en el argumento, especialmente en algunas escenas que no acaban de entenderse demasiado bien. En especial la de la cena de Joanna con Alex y el matrimonio amigo de él; pues el interrogatorio al que somete Truman (Griffin Dunne) a Joanna resulta del todo inconcebible para un desconocido que, sin venir a cuento, da por sentado que el hecho de que ella esté cenado con Alex implica que vayan a acostarse esa noche. Se puede entender como una manera de conseguir adentrar al espectador en el conflicto de Joanna, pero no me parece la manera más sutil o inteligente de hacerlo.

Por lo demás, el montaje paralelo con las veladas de ambos cónyuges está muy bien desarrollado y además el guión mantiene inteligentemente la intriga de qué pasará finalmente, si alguno de los dos caerá en la tentación y engañará al otro. 

Incluso el hecho de que solamente sea Michael quien finalmente es infiel, sin la necesidad de hacer lo mismo con Joanna, me parece un recurso muy inteligente, pues deja abierta la duda de cómo se puede resolver el problema si al final él se confiesa con su mujer y evita equilibrar la balanza, lo que restaría interés al problema.

Y el desenlace me pareció sin duda lo mejor de la película. Acostumbrados a finales donde se nos da todo masticado y explicado, me parece que permitir que las cosas queden en el aire es lo más acertado, pues es una manera de dejar abierta la historia e implicar a los espectadores en las conclusiones, donde cada uno puede imaginar la resolución que más le apetezca.

Pero también me parece clara una cosa: que Joanna no se acueste con Alex implica solamente que no hubo infidelidad física, pero habría que preguntarse si el juego de ella esa noche no implica también cierta traición a su marido. Si al final ella es fuerte y evita la tentación, algo más sencillo para una mujer, es porque no podría mirar a la cara a Michael, pero no porque no quisiera acostarse con Alex. O al menos, queda la duda.

Más allá de ello, lo importante es la seriedad cómo se enfoca el tema de la fidelidad, sin llevar el asunto al terrenos más peliculeros pero menos comprometidos. El relato sabe ahondar en las dudas de los protagonistas, pone a prueba su integridad y el resultado me parece bastante sólido y, sobre todo, que deja abiertas las puertas a muchas reflexiones interesantes, lo que se agradece en una época en que el cine suele ir por otros derroteros.

Seguramente el tema podría dar para un mejor planteamiento, pero en líneas generales me parece una película muy interesante.

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