Dirección: Michael Mohan.
Guión: Michael Mohan.
Música: Will Bates.
Fotografía: Elisha Christian.
Reparto: Sydney Sweeney, Justice Smith, Ben Hardy, Natasha Liu Bordizzo, Katharine King So.
Pippa (Sydney Sweeney) y su novio Thomas (Justice Smith) se van a vivir juntos y alquilan un precioso apartamento desde el que pueden ver a sus vecinos de enfrente. Lo que empieza como un juego, pronto se convierte en una obsesión para Pippa.
Los voyeurs (2021) es un thriller realmente sorprendente que juega sus cartas sin disimulo alguno. Para muchos será un film fallido, pero encuentro que tiene algo extraño que te atrapa, a pesar de todos sus fallos.
Michael Mohan presenta una historia interesante, una pareja que espía a sus vecinos, a la que sabe añadir el morbo necesario para que dejemos de verla con simple curiosidad y pasemos a sentir el mismo interés, o parecido, que siente Pippa por sus vecinos. Para ello, Mohan se apoya en lo moralmente cuestionable de espiar a la gente en su intimidad, algo que todos reconocemos que está mal, pero que la naturaleza humana nos empuja a hacer muchas veces. ¿Quién no se detiene a mirar un accidente o se sorprende escuchando con cierto interés una discusión ajena? Supongo que es la curiosidad, algo que nos lleva a interesarnos por las vidas de los demás, tal vez para aprender o para sentirnos mejores. Somos animales gregarios. Y Mohan lo sabe y explota esa debilidad haciendo que Pippa sea incapaz de poner freno a su curiosidad.
Porque además, el director añade otro recurso infalible: el sexo. Pippa comprueba el éxito con las mujeres de su vecino Seb (Ben Hardy) y como no está sexualmente satisfecha, en fácil que sienta cierta atracción por un hombre que parece tener el secreto de la felicidad a nivel sexual.
De este modo, Los voyeurs nos engancha fácilmente a ese juego de espías que poco a poco se irá complicando cuando los celos de Julia (Natasha Liu Bordizzo), la mujer de Seb, que teme estar siendo engañada por su marido, provoquen en Pippa el deseo de ayudarla.
Es a partir de aquí que la película da un giro radical y empieza a desvelar sus verdaderas intenciones. Por respeto a aquellos que lean esto sin haber visto Los voyeurs, no puedo entrar en detalles, pero es ahora cuando el guión empieza a descolocarnos en un juego sutil aunque también realmente retorcido.
Siendo sinceros, es cierto que debemos admitir que el argumento resulta un tanto increíble y juega con los acontecimientos sin ningún complejo. Entiendo por tanto que haya quien se sienta defraudado por la segunda parte de la historia y yo mismo debería estar más enfadado por las trampas del guión. Sin embargo, también es cierto que Michael Mohan ha sabido jugar bien sus cartas y nos ha metido de lleno en su historia. Así que aún reconociendo el engaño y la poca credibilidad de la trama, hemos de reconocer que nos ha mantenido intrigados y era esa su intención. Así que, por ese lado, hay que admitir que el trabajo del director se sostiene a pesar de todo. Además, la esencia de la historia reside en la curiosidad de Pippa, en ese juego que termina en obsesión. Ahí está lo importante y el añadido final. queda casi como una anécdota pretenciosa y torpe, prescindible e intrascendente.
La pena es que creo que el resultado también se hubiera podido conseguir sin tener que recurrir a tantas trampas, con lo que el balance final sería mucho más positivo.
Además, es un placer disfrutar del trabajo de Sydney Sweeney, un actriz versátil que es capaz de mostrar su faceta más frágil, su mirada inocente y un deseo irrefrenable con total convicción. Puede que el punto más débil del reparto esté en la elección de Ben Hardy para el papel del vecino conquistador, pues tiene un aspecto demasiado infantil para mi gusto, de manera que costaba verlo en el papel.
Los voyeurs es un film con sus defectos, sin duda, pero al menos creo que logra captar nuestra atención y que participemos de la obsesión de Pippa de manera realmente convincente: al tiempo que comprendemos que su comportamiento es cuestionable, entendemos su atracción, como el de un insecto hacia el fuego. Y al final, te quemas.
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