El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 10 de junio de 2023

Testigo silencioso



Dirección: Daryl Duke. 

Guión: Curtis Hanson (Novela: Anders Bodelsen).

Música: Oscar Peterson.

Fotografía: Billy Williams. 

Reparto: Elliott Gould, Christopher Plummer, Susannah York, Céline Lomez, Michael Kirby, Sean Sullivan, Ken Pogue, John Candy, Gail Dahms.

Anticipándose a un atracador (Christopher Plummer), el cajero Miles Cullen (Elliott Gould) aprovecha la oportunidad y roba casi 50.000 dólares. Pero el atracador, al conocer el importe oficial del atraco comunicado por el banco, acosará a Miles exigiendo el dinero.

Testigo silencioso (1978) es una película canadiense de los años en que ese país intentaba desarrollar una filmografía propia con recorrido comercial.

La historia parte de un detalle muy ingenioso: Miles, sabiendo que un atracador va a asaltar el banco, guarda el dinero que va recogiendo de los clientes para sí y al ladrón le da solo un importe pequeño. De este modo, la policía buscará al atracador y él podrá, más adelante, disfrutar del dinero libre de sospechas.

El único error en su plan es que el ladrón conocerá el importe del robo al informar el banco de la cantidad total sustraída. Entonces, Reikle, el atracador, empezará a presionar a Miles para que le entregue el botín.

Se establece entonces una lucha entre ambos donde Reikle utilizará su crueldad y su falta de escrúpulos frente a Miles que, más astuto, intentará engañarlo. 

Con este interesante planteamiento, Testigo silencioso funciona en cuanto mantiene la incertidumbre de quién terminará ganando y el guión juega con habilidad sus cartas para mantener la tensión la mayor parte del tiempo. Incluso la aparición de Elaine (Céline Lomez), compinche de Reikle que acaba poniéndose de parte de Miles, es un acertado añadido a la lucha entre los dos hombres con un desenlace tremendamente violento.

Sin embargo, el principal problema de la cinta es la pobre puesta en escena, donde se nota la falta de talento de Daryl Duke para conseguir que las imágenes guarden equilibrio con el argumento. La película avanza con una evidente falta de ritmo e incluso los momentos más importantes no tienen un buen desarrollo, con lo que se pierde parte de su potencial. 

Además, el desenlace es realmente pobre, sin mucha lógica y estropea lo que debería ser el broche de oro de toda la intriga.

Sin embargo, sí que merece fijarse uno en todo lo que rodea la trama principal, pues encontramos ahí algunos detalles significativos, como la curiosa relación entre Miles y su compañera Julie (Susannah York), que mantiene una relación con el gerente del banco (Michael Kirby) aunque su atracción por Miles es evidente, a pesar del extraño comportamiento de éste. Tampoco tiene desperdicio el noviazgo de Simonsen (John Candy) y Louise (Gail Dahms), que lo engaña poco antes de la boda, que deben adelantar al estar ella embarazada, quedando evidentemente la duda de quién es el padre, el novio o el amante ocasional.

El peso de la película recae en Elliott Gould y Christopher Plummer y este es otro punto que no terminó de convencerme. Personalmente, veía más a Gould en la piel del atracador, pues Plummer me parece demasiado elegante y le venía mejor el papel de empleado de banca. A parte de ésto, ninguno de los dos actores me resultó convincente por su trabajo. Elliott Gould siempre me pareció un tanto inexpresivo y Christopher Plummer creo que fue ganando con el paso de los años. Sus mejores trabajos los ha hecho cuando tenía ya una edad más avanzada.

Al final, tenemos un film con una buena intriga al que el director no sabe sacar todo el partido. Resulta entretenido, pero sus carencias formales son un lastre importante.

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