Dirección: Robert Wise.
Guión: Martin Rackin y Gina Kaus.
Música: David Buttolph.
Fotografía: Sid Hickox (B&W).
Reparto: Eleanor Parker, Patricia Neal, Ruth Roman, Frank Lovejoy, Leif Erickson, Ted de Corsia, Edmon Ryan, Larry Keating, Katherine Warren, Arthur Franz.
Cuando un niño, el día de su quinto cumpleaños, sobrevive a un accidente de avión en el que mueren sus padres adoptivos, tres mujeres que entregaron a su hijo en adopción justo cinco años atrás intentarán averiguar si el pequeño es hijo suyo.
Intenso drama muy bien conducido por Robert Wise, Tres secretos (1950) explota con acierto la incertidumbre sobre la identidad de la madre del niño, con lo que mantiene nuestro interés hasta los instantes finales.
Pero sin duda lo mejor de la película es la manera tan precisa en que el guión sabe ponernos en la piel de las tres protagonistas que dieron a su hijo en adopción rehaciendo su vida y de repente, por un terrible accidente, se ven enfrentadas a la posibilidad de que el pequeño que ha quedado huérfano en un accidente sea su hijo. Entendemos perfectamente su angustia, cómo reviven el pasado, cómo tienen la posibilidad de enmendar una decisión que aún las atormenta. El trabajo de los guionistas, adentrándose en el corazón de esas mujeres, es realmente soberbio.
Con gran sensibilidad, vamos conociendo las circunstancias de cada una de las tres madres, lo que le llevó a renunciar a su hijo. Como Susan (Eleanor Parker), a la que dejó su novio porque estaba enamorado de otra y que a pesar de haber rehecho su vida más tarde, nunca le confesó nada de su pasado a su actual marido (Leif Erickson).
Phyllis Horn, una famosa periodista (Patricia Neal), sacrificó su matrimonio por su carrera y decidió que no podía hacerse cargo del hijo al estar sola y ocupada con su trabajo.
Por su parte, Ann (Ruth Roman) había sido el capricho pasajero de un magnate, que no dudó en abandonarla cuando se cansó de ella. Pero la joven, embarazada, lo mató en un ataque de locura y estando cumpliendo condena por el homicidio tuvo que entregar al niño en adopción a la fuerza.
Sin duda, un planteamiento curioso que podría degenerar en un film lacrimógeno sino fuera por el excelente guión, la mano firme del director y el excelente trabajo de las tres protagonistas. Todo ello unido da lugar a un film tremendamente emotivo donde se entiende el cúmulo de sentimientos que sacude a las tres madres y cómo se comprenden y apoyan mútuamente, pues está claro que el guión ha sabido entender lo que supone la maternidad para una mujer y cómo puede afectarle renunciar a su hijo para siempre.
Quizá el desenlace sea un poco retorcido, aunque en todo caso vuelve a estar planteado con una elegancia y una sensibilidad maravillosas, de manera que aún con su ligera incongruencia no es difícil aceptarlo.
Tampoco falta la crítica a la prensa por su interés en buscar siempre las noticias sensacionalistas, incluso forzándolas si es preciso, y su nula empatía por las personas. No es el tema principal, pero encaja perfectamente con el argumento y también ayuda a reforzar las dificultades a las que se enfrentaban las madres solteras en aquellos años.
Un film pues sorprendente, realmente vale la pena, aún con sus defectos, disfrutar de un drama tan original y tan bien contado.
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