El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 3 de junio de 2023

La guerra de las galaxias. Episodio VI: El retorno del Jedi



Dirección: Richard Marquand.

Guión: George Lucas y Lawrence Kasdan.

Música: John Williams.

Fotografía: Alan Hume y Alec Mills.

Reparto: Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Billy Dee Williams, Anthony Daniels, David Prowse, Kenny Baker, Peter Mayhew, Sebastian Shaw, Ian McDiarmid, Frank Oz, Alec Guinness. 

Luke Skywalker (Mark Hamill) intenta rescatar a Han Solo (Harrison Ford) de las garras de Jabba, el Hutt. Mientras, el Imperio ha comenzado a construir una nueva estación espacial armada, más poderosa que la Estrella de la Muerte. 

El retorno del Jedi (1983) se presentaba como la culminación de la épica historia del enfrentamiento de los rebeldes contra el Imperio. Como en toda buena película que se precie, el desenlace debe ser la parte más potente, el culmen de la aventura. Por desgracia, en este caso es todo lo contrario.

El principal problema de El retorno del Jedi es que el guión sufre un descenso de calidad notable y lo que era una historia con tintes más que interesantes se convierte, en el peor momento, en un cuento que tira más hacia lo cómico que hacia la épica. Parece más una entrega pensada para un público infantil, con más proliferación de criaturas simpáticas que aterradoras.

Pero el descenso es también notable en unos diálogos poco creíbles y que caen en la repetición sin sonrojo alguno, lo que queda muy patente en el enfrentamiento de Luke con Darth Vader (David Prowse) y el Emperador (Ian McDiarmid), que resulta casi patético por la escasa credibilidad de las conversaciones, además de ser palpablemente previsible. También los diálogos entre Leia (Carrie Fisher) y Han Solo caen a un nivel bastante infantil.

Si con el descubrimiento de que Darth Vader era el padre de Luke en El imperio contraataca (1980) ya rozábamos la telenovela, ahora se completa el folletín al desvelarse que Leia, con quien Luke había tenido sus escarceos amorosos, es la hermana melliza de éste. Una saga que podría tener tintes grandiosos parece quedar reducida a un enfrentamiento familiar.

Otro error manifiesto es repetir el desenlace de la primera entrega, Una nueva esperanza (1977), nueva prueba de un guión que parece estancarse sin capacidad para crear un alternativa a lo ya conocido. Además, la comparación entre los dos ataques a la estación de combate dejan el de esta entrega en muy mal lugar al lado del de la primera.

En definitiva, una película decepcionante que, si bien sigue conservando la gracia de ese universo tan peculiar y unos combates muy bien escenificados, gracias a unos efectos especiales muy potentes, parece haber entrado en una tendencia a la repetición y a la infantilización que dejan en muy poco los buenos augurios de Una nueva esperanza

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