El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 13 de junio de 2023

Un toque de distinción



Dirección: Melvin Frank.

Guión: Melvin Frank y Jack Rose.

Música: John Cameron.

Fotografía: Austin Dempster.

Reparto: George Segal, Glenda Jackson, Paul Sorvino, K. Callan, Cec Linder, Nadim Sawalha, Michael Elwyn, Mary Barclay, David de Keyser, Ian Thompson, Ève Karpf, Hildegard Neil.

Steve (George Segal) y Vickie (Glenda Jackson) se conocen por casualidad y se sienten atraídos mútuamente. A pesar de que Steve está casado y no piensa romper su matrimonio, ambos comienzan una relación.

Un toque de distinción (1973) es una comedia romántica indudablemente de calidad. Pero al mismo tiempo tuve la sensación de que el tema podía haber sido aprovechado mucho mejor.

Quizá el principal problema de la película esté señalado por ella misma en la escena en que Steve y Vickie ven Breve encuentro (David Lean, 1945) en la televisión y lloran desconsoladamente. La referencia a la película de Lean, sin duda una obra maestra del género, deja muy claras las diferencias entre ambas y señala las carencias de Un toque de distinción. Además, las forzadas y teatrales lágrimas de Steve y Vickie ejemplifican otro de los defectos de la cinta: su humor es vulgar, exagerado y tal vez habría sido mejor dejarlo de lado si no se tenía nada más inteligente que ofrecernos.

Por eso, la pelea de ambos en su primera noche en Málaga parece del todo fuera de lugar y resulta absurda e inconcebible. Es el problema de un guión que recurre al chiste fácil y a situaciones extremas en un intento de resultar gracioso y precisamente acaba por ser ese su mayor problema.

Porque si dejamos de lado las bufonadas, la historia es realmente interesante. Por un lado, ambos son sinceros desde el principio sobre el camino que va a tomar su aventura, no se engañan y aceptan las limitaciones de la situación con normalidad, sin duda un punto de partida genial. Lo mismo que la personalidad de Vickie: una mujer fuerte, segura de sí misma y de lo que quiere, algo realmente coherente con su edad y su experiencia, pues otra cosa habría resultado menos convincente. En cambio, Steve está dibujado con menos acierto debido a que se centran en su personaje los aspectos cómicos. A pesar de lo cuál, la pareja funciona de maravilla y resulta más que convincente, especialmente cuando la película decide dejar el tono cómico relegado a un segundo plano y, entonces, cuando el argumento adopta un enfoque más serio, es cuando la película logra al fin resultar cercana y con un punto conmovedor. Tal vez de haber tomado esa senda más decididamente, el resultado sería mucho mejor.

Tanto George Segal como Glenda Jackson, pero especialmente ella, me parecieron muy acertados en su trabajo. Es verdad que Segal en algunas escenas peca de histrionismo, pero no resulta del todo excesivo. Ella fue premiada con el Oscar por su interpretación, no me atrevo a decir si merecidamente o no, pero en todo caso creo que su trabajo es muy bueno.

Y por último destacaría el final, realmente elegante, con el detalle del telegrama y cómo, finalmente, Steve decide con cierta pena dejar que la relación se termine. Es un desenlace triste, pero quizá el más sensato posible y la constatación de que todo, por hermoso que sea, acaba por deteriorarse. Como decía Vickie: "empiezo a hablar como una esposa".

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